lunes, 29 de octubre de 2007

ELLOS ME MATARON

Vivía con mi familia en el pueblo de San Diego, cerca de las alturas del mismo Ayacucho, vivía con mi esposa Regina y mis dos hijos Alfredo y Rubén, tenían tan solo uno 10 años y el otro 9, mi esposa y yo teníamos 6 años de matrimonio, vivíamos tan solo de lo que sacábamos de nuestra chacra, no teníamos una gran casa donde vivir, intentaba ayudar a mis hijos en sus tareas que les dejaban en su colegio, estábamos muy justos de gastos, por eso habían veces que ni siquiera les podía conseguir un cuaderno donde pudieran hacer sus tareas.
Recuerdo todavía la primera ves que escuche hablar de ellos, eran malos y mataban a todos los que se les cruzaba por delante, eran muy malos, mi hijo Alfredo me dijo que habían matado a casi todos los papas de los niños que iban a su colegio, yo siempre me asustaba por ellos, les pedía que tengan cuidado cada ves que se iban, siempre les daba mi bendición, hasta los acompañaba para que estén seguros, mi esposa me decía que debíamos hacer algo para irnos de allí, para que no nos pasara nada, pero nunca le obedecí.
Creo que hubiera sido mas mejor haberle echo caso.

***

Llego una noche cuando escuche bombas por cerca de mi casa, todos gritaban, hasta les pedí a mi esposa que nadies de nosotros salgamos, que esperemos a que pase todo, y felizmente me obedecieron. A la mañana siguiente me entere que habían matado a una familia entera, eran amigos de mi compadre, dicen que los mataron a balazos sin piedad, tanto a ellos como a sus hijos, yo tenia miedo por mis hijos, por mi esposa, pensaba que si nos iban a matar que me maten a mi solo, pero que a mi familia los dejen vivos.
Ya no quería saber mucho sobre muertes, por eso hice lo posible para que mis hijos no tengan tanto miedo por todo ello, así que un día me los lleve a la chacra para que me ayuden, aunque dejaran las clases de su colegio.
Ese día mis hijos me ayudaron mucho, no creí que ellos me iban a ayudar tanto, ni siquiera sentí que ese era el ultimo día que compartíamos juntos.

***

Al día siguiente de todo lo que nos paso, me fui a la chacra a trabajar tranquilamente, mis hijos se despidieron de mi de una manera muy especial, mi esposa también, antes de irme mi esposa me dijo que tenia que ir al colegio para decirle a la profesora el porque mis hijos habían faltado el día anterior, le dije que vaya pero que regrese temprano para que me ayudara con las cosas que iba a traer de allá, me dijo que no había problema y que iría a la chacra para ayudarme.
Ese día mientras trabajaba me sentí un poco extraño, sentí que algo había pasado, ya era tarde y mi esposa no llegaba, todavía la espere unos minutos y no llego, cuando escuche gritos, corrí y llegue a la chacra de un amigo mío, gritaban que habían atacado el colegio y habían matado gente, no era necesario decirme que colegio era porque en todo el pueblo solo había uno, así que corrí lo mas rápido que pude, me desespere y hasta cuando me caía me levantaba lo más rápido que podía.
Al llegar al colegio me di cuenta que alrededor las mujeres lloraban, gritaban y pedían ayuda, corrí adentro y llegue al patio en donde jugaban los niños, me acerque y vi muchos niños tirados en el suelo, estaban manchados de sangre por todos lados, me sentía nervioso, no quería reconocer nada, buscaba entre los rostros algún conocido, no me quería imaginar que había pasado, por momentos creía que mi esposa y mis hijos no habían podido entrar al colegio y se habían ido a la casa, pero mi esposa no había ido a la chacra a buscarme, y eso me dijo que algo malo les había pasado, seguí buscando hasta que vi el rostro de mi hijo Rubén con los ojitos abiertos mirando hacia el cielo, su cuerpo manchado de sangre, a su costado estaba mi otro hijo Alfredo, también igual que su hermano con los ojos abiertos, creí que mi esposa iba a estar al costado de ellos pero no fue así. Me acerque y empecé a llorar, grite que me ayudaran para que mis hijos se levantaran pero todos lloraban al verme así, también grite para que me ayudaran a buscar a mi esposa, pero nadies se me acerco.

***

Cuando estaba con mis hijos a mi costado y me di cuenta que ya los había perdido, un hombre se me acerco, me dijo que había visto a mi esposa, le pregunte desesperado si estaba bien, pero el me dijo que me acercara al único salón de clases del colegio, llegue y al entrar vi un grupo de mujeres y hombres tirados en el suelo igualmente que los niños, entre ellas estaba mi esposa, le pedí a Dios que todo sea una pesadilla y que mi esposa y mis hijos estén bien.
Todo estaba en mi contra, me había quedado sin familia.Ahora recuerdo lo que dije, que me maten primero a mi antes que a ellos, pero creo que ya me mataron, mi esposa y mis hijos están bien junto a papalindo, mientras que yo, cada ves que me recuerdo todo eso me siento que me muero una y otra vez. Es horrible en verdad recordar todo eso.

Nota.- Algunas palabras o frases parecen no bien escritas, quise transcribir la historia al lenguaje acostumbrado de las personas del ande. A ellos mis respetos y mi mano amiga ante tiempos tan dificiles imposibles de olvidar para cada uno de nosotro

De: Lágrimas por el Sendero

jueves, 25 de octubre de 2007

Algo.- El joven y el mar

Aun lo recuerdo, era un niño cuando lo conocí, habíamos ido con mi hermana, mi prima y mi mama al trabajo de papá, cuando íbamos siempre nos llevaba a pasear y conocer un poco mas esa ciudad que estaba cobijándonos, así fue que nos llevo al Callao, a conocer un poco mas del verano y porque a cada rato sentíamos la ansiedad de ir a sentir algo de brisa sencilla y relajante. No conocía ese lugar, pero sentía la ansia de llegar y tomarme un helado. Mi padre nos hizo bajar en la plaza y de ahí caminamos, llegamos hasta un punto donde un conglomerado de gente peleaba por ubicar algún buen lugar, parejas de enamorados buscaban un punto exacto donde pararse y como unos niños peleaban por comprarle a un heladero. Nos señalaron un lugar exacto y llegamos, en una pequeña zona cubierta con cemento se alzaba un detalle algo preparado como para nosotros. Al acércame vi lo que quería ver, frente a mi y entre el cielo y la tierra se hallaba las olas incesantes de las aguas. Ese día conocí el mar. Cuando me senté a vero mi padre hablaba con mama sobre asuntos diversos, por mi parte me quedaba callado escuchando el sonido de las piedras ante el retiro de las olas, como pidiéndole que por favor no se retire de donde estaba, que se quedase. Estuvimos casi 20 minutos allí, nos dijeron que nos íbamos, pero no quise, pedí que por favor nos dejen un rato, me sentía bien ahí, sobre todo cuando la brisa que provocaban las olas me hacían sentir en los aires. Tuvimos que irnos y no lo vi hasta apreciarlo por la ventana de los micros donde iba.
Ahora, pues, como siempre, busco un momento indicado para poder ir a caminar por la playa, a pesar de estar algo ocupado con los asuntos de la universidad, y también entre la disyuntivas de olvidar o no continuar insistiendo. No sé que hacer hasta pasados unos minutos. Luego de tormentosos examenes y después de ver la reacción del olvido ante mi persona, procuro en todo aspecto ir a buscarlo.
Salgo con dirección hacia algún lado, caminar por ahí, eso me calma, sentir como mis piernas van sin dirección alguna por puntos distintos de la capital apaciguaba esas preocupaciones que no dejaban de rondarme el cerebro, llegue a la conclusión que vivir en la calle era el mejor remedio para alejarme de todos esos problemas que ni me dejan dormir.
Actualmente siento por el mar un cariño sincero, como si fuera un amigo mas de todos los que tengo y que recibe esas lagrimas que me toca derramar, como si fuera un compañero que hacia oídos cuando me veia, que escuchaba atentamente las penas. Hasta hoy lo hace, y me siento bien así, aunque siempre me da mis cachetadas. Cuando me quiere decir que si, sus olas llegan cerca de mis pies, y cuando dice no muestra estar bravo, y cuando se molesta suelta una ola tan grande que procura mojarme lo mas mínimo que pueda (créanme que me pasa). Pero me doy cuenta a pesar de todo que el mar sirve para refrescarse, no al momento de bañarse, sino que puedes refrescar tu alma y tu corazón.

miércoles, 24 de octubre de 2007

UN PEDAZO DE MI VIDA

Recuerdos de una juventud.

Recuerdo aun ese día, parece como si hubiese sido ayer.
Recuerdo esa noche cuando la vi llegando al colegio, con ese cabello amarrado con ese moño color verde limón y pensativa al momento de voltear a verme, yo por mi parte, triste por aquellas palabras asesinas que me dijo esa tarde intentaba no demostrar mi lamento a saber que no existía la palabra amor en mi diccionario personal.
Esa tarde me cito en la puerta del salón de Geografía, yo poseía la cinta de brigadier general y buscaba esconderla para que nadie observase que el ejemplo del colegio estaba intentando ser parte del corazón de una niña mas. Me miro a los ojos al llegar, me señalo con ese pequeño dedo anular que tenia y me exclamo casi como militar: Tu sabes que no te quiero, ya se acabo, no lo aguanto, no siento y nunca sentiré algo por ti.
Yo por mi parte deje el examen oral de lado y corrí a una parte alta del colegio a llorar, me percate que estaba perdido y ese amor juvenil se alejaba de mi persona, desde lejos la veía abrazada de su amiga que lloraba al parecer arrepintiéndose, yo no me acerque, me lo había pedido y con eso daba un punto final a esta historia.
Pero no fue así, como relato al inicio ese día la vi en la noche, casi a oscuras con la banda del colegio, decidí que no podíamos ser felices así que cante aquella canción famosa del “Seguiré luchando.. para demostrarte que no estoy derrotado...”, pero no duro mucho aquella melodía en mi mente, al instante apareció y me pidió hablar, yo acepte y conversamos esperando que nadie nos escuchase: Lo lamento – me dijo – estaba algo alterada, pero me he dado cuenta de mi error, me he dado cuenta que eres muy especial para mi y... discúlpame.
Reaccione y antes que ella continué llorando toque su mejilla, le sonreí y me acerque lentamente, pero ella me abrazo, todos nos gritaron porque observaban lejanos el acontecimiento, esa noche fui feliz porque la había recuperado, pero no se que pensaba ella.
Esa niña a los meses me engaño, juró amarme teniendo dueño su corazón y busco en todo momento no cruzar miradas conmigo. Actualmente no se nada de ella, no la veo, pero recuerdo esa ultima vez que nos cruzamos miradas, en la misma academia, en una avenida, me miro y se sorprendió al verme, no me acerque, continué mi camino y no voltee, lo único que se hasta ahora de ella es que no ingreso a la universidad, que estudia en una academia otro idioma y además, esta sola.
Yo por mi parte, “Seguiré luchando...”

miércoles, 3 de octubre de 2007

PECADO DE UNA VIDA

(Una historia, que se me ocurrio)

Cuantas veces pudimos escondernos fácilmente. Cerca al rió aquella vez, entre piedras, por los árboles o por los limites del distrito. Nunca tuve la iniciativa de pedirle que me acompañe a donde quería que vayamos. Aunque... bueno, prefiero contarlo todo ahora mismo tal y como el orden lo establece.
Mi nombre es desconocido para muchos, pero para ella no creo que sea así. Recuerdo aun esa noche que entre el silencio y oscuridad jugamos a los amantes. Ella era mi amiga, o bueno, la amiga de la mujer que amaba (en ese entonces). Era loca y lo recuerdo bien, tanto que mostró sus lagrimas a mi persona y camino conmigo con la idea que entre el nocturno de nuestra ciudad declare mi amor a su amiga.
Era loca, pero especial. La veía en las noches y siempre pensando con sus locuras, sus ideas y en mi amigo, de quien era su enamorada.
Ella me decía que era en verdad su único amigo varón y que agradecía en todo momento haberme encontrado en el camino. Yo la quería por ser mi amiga y la quise tanto que legue a la conclusión que estaba enamorándome de ella.... finalmente me enamore por completo.
Una vez le mencione de lo ocurrido y me especifico que confundía algunas cosas, pero ella comprendió y me pidió que no me aleje. No lo hice y seguimos por las noches caminando, también seguíamos junto en el colegio.
Pero algo pasaba cada día cuando estábamos solos, cuando evadía el nombre de mi amigo y me hablaba solo de ella y de mi. No se porque pero una noche, siendo tarde y en un puesto ambulante cercano a la comisaría, rodeado de la casa de muchos amigos y conocidos sentí que debía hacer algo y me quede a medias; esa noche la quise besar. Ella me evadió, me dijo que no podía porque amaba a mi amigo pero... al final accedió, entre oscuridad y dudas, un juego, un beso, un escape y otra conclusión: Ella me quería. Aunque no lo crean fue el primer y único beso que nos pudimos dar durante todo este tiempo.
Me mencionó una tarde que hablamos, antes que ella y mi amigo vayan a caminar a sus típicos paseos y juego de futuros esposos (ellos estaban locos), que si sentía algo por mi a pesar de todo, que me quería pero que también sentía algo por mi amigo; le pedí entonces lo inesperado, que se quede conmigo y si era posible días o meses de termino de relación con él yo esperaría. Ella no acepto, pero igual nos seguíamos viendo, a veces escapábamos de un curso que llevábamos y caminábamos, miles de veces intente besarla y retrocedía al percatarme que ella también quería hacerlo.
Mi amigo por su parte, iba con ella a mi casa y a pesar de sus caricias en la puerta, yo me percataba de algo cada vez que volteaba a verme, un signo en sus ojos de perdón, por ser tan engañosa conmigo. Yo por mi parte lo comprendía y no me hacia dramas.
Tuvimos un paseo en donde decidí acabar con todo, cancelar nuestros amoríos a medias y dejar de cantarnos “Que somos amantes”. Este paseo me sirvió mucho para reflexionar. Aunque habían momentos de abrazos, canciones y momentos a solas, algunos amigos que nos conocían y sabían de nuestras respectivas vidas mostraban una mirada de juicio.
Ese día le dije que ya no mas. Ella entendí y me pidió que de regreso a casa nos sentáramos juntos. Como anécdota recuerdo que subió al bus teniendo puesto solo la parte superior de su traje de baño y encima mi casaca azul, en todo el trayecto se acurrucaba en mi hombro y buscaba estirar mi brazo para acomodarse sosteniéndose de mi pecho, a pesar que nuestros amigos nos veían me importaba un mísero cuerno. Sentía la inclinación de besarla, peor no lo hice, solo la acaricie y veía su rostro pensativo y algo triste, la acaricie y no deje de acariciarla, inclusive tuve la idea de rozar mis dedos con su pecho, algo que no hice en ningún momento.
Al bajar del bus no hubo ni un beso, aunque yo lo buscaba, pero nos despedimos mudamente y con la idea tal vez ambos de consumar nuestro final de algún modo.
Ella siguió con mi amigo, yo seguí mi carrera, ella termino con mi amigo y yo seguí mi carrera, terminamos el colegio y no la vi nunca mas. Mi amigo tiene profesión, pero nunca la olvida porque fue a la única mujer que le entrego hasta lo ultimo de amor, ella no apareció mas y yo ingrese a la universidad. Mi amigo la recuerda con cariño, ella es madre de familia y vive lejos, yo, bueno, ejerzo la carrera que elegí y la realizo en este momento.

martes, 2 de octubre de 2007

Poema: ¨PENTAGONO¨

AVISO.- Para ser leido como uno quiera.
  • Mis ojos lloran
    a sabiendas que te percatas
    de mi agonìa... que tristeza.
  • Rozar el desierto de tu
    rostro y sentir el viento
    que respiras,
    y llegar a la idea pensada
    desde el momento que te aprecie: Quererte.
  • Aunque intento una
    forma diminuta de buscar tu mirada,
    es imposible encontrarte.
  • Si, es verdad,
    te quiero,
    pero busco un intento apacible
    para expresarlo... aunque es dificil.
  • Llego a la definiciòn
    sacada del silabus de mi
    memoria y conjugo ecuaciones
    en mis sentimientos,
    la respuesta es = Quererte siempre.
Y viceversa o al reves, o como quieras... pero te quiero.

lunes, 1 de octubre de 2007

Sin querer

Para ser especificos hoy quise escribir porque simplemente se me dio la regalada gana, lo unico que quier oplasmar mientras siento como la pantalla de mi computador cega mi vista, es solamente pronunciarme al respecto sobre añlgo que me aqueja... saber verdades.
Es dificil, demasiado, pero no imposible, me da la gana de querer pronunciar algunas cosas que se y que algunos no saben, es totalmente extraño tener guardado tantas cosas que son ciertas y debo ocultar a las personas que pasan por mi delante.
Por ejemplo, guardar esos famosos "secretos" son cosas que quisiera soltar, cosas que quisiera publicar, pero no soy tan carijo como para hacerlo.
Verdades ocultas, verdades y verdades, ¿cuanto mas soportar guardar tantas cosas?
Me quedo con la idea de mantenerlas dentro de mi, es mas facil guardarlas que soltarlas y arruinar algo ya pensado. No hay mas que pensar, estas verdades algun dia seran soltadas, pero como dice mi madre cada vez que la abrazo y entiende que tengo un problema: "Todo a su tiempo"