miércoles, 13 de abril de 2011

Cuestión de suerte

Hace unos minutos coloqué dentro de una ánfora unos cupones para el sorteo de un auto, el cual lo regalaba un diario muy populoso de nuestra ciudad, antes de poder colocarlos aprecié detenidamente el nombre de mi madre en siete de los nueve que habían.En los otros dos que al inicio estaban vacíos tuve que colocar mi nombre, mi apellido, mi dirección, número telefónico, distrito, provincia y departamento.

Era extraño ver mi nombre colocado en un papel periódico que daba la oportunidad de hacerse dueño de un auto, y claro, si es uno de los millones y millones de cupones de millones y millones de personas que desean también (al igual que mi madre) poder tener un auto en una ciudad sobrepoblada de autos particulares, de transporte urbano (tanto viejos como nuevos), colectivos, patrulleros, carretillas, bicicletas, motocicletas, mototaxis, y un transporte llamado Metropolitano.
El punto es que al ver el cupón caer al fondo del ánfora para el sorteo de quincena de abril me hizo recordar las interminables veces que también participé en sorteos. Muchas oportunidades en las cuales me encomendaba a los santos para participar y lograr al menos un pequeño premio que me alegre la vida, situación difícil, pero bueno…

En mi niñez era tradición familiar colocar el nombre de todos los integrantes de la casa en los entonces empaques o envolturas de productos que auspiciaban un sorteo, tal es el caso de una leche de nombre divino, mamá era la encargada de colocar el nombre de todos, la dirección y el teléfono, para ese entonces no era necesario la edad, igual los niños podían participar, y así mi madre o mi padre iban a dejar aquellos papelitos en las ánforas ubicadas a las afueras de los entonces centros comerciales, esperábamos con ansias o ganarnos un departamento, un auto, una olla arrocera, un cuchillo eléctrico, una licuadora, plancha o quizás leche o fideos para todo el año… deseos que se esfumaban cuando llegando el día ninguno de los nombres de los integrantes de la familia se encontraban en la larga lista de ganadores.


Otro de los momentos que se me vino a la cabeza fue cuando participé en un sorteo organizado por un canal de televisión, tras presentar un documental hecho por un hombre de barba prominente invitaron a los niños (en ese entonces yo lo era) a participar en un sorteo, colocar dentro de un sobre dos chapas de gaseosa un sobre con nombre, dirección y teléfono y como detalle primordial enviar un dibujo referente al documental. Me veo aún en la mesa de mi casa dibujando en un cartón tamaño A4 un dibujo donde habían dos pingüinos en un témpano de hielo y un cielo azulceleste sobre un mar infinito. Recuerdo que fui a dejar con mi hermano mayor aquel sobre al canal de televisión, con mis deseos de verme viajando a la Tierra del Fuego en Argentina y conociendo otra parte de este mundo… sin embargo, nunca ocurrió.


Ahora que recuerdo, hubo un programa especial que mostraba a los niños que ganaron en su paseo y disfrutando aquel destino del sur, me daba lástima no tener la suerte que tuvieron ellos. En fin, fueron muchos sorteos y muchas veces que no gané, o no salí elegido, pero no puedo decir que fuera algo arreglado, es cuestión de suerte lograrlo, claro que muchas veces suspiro las veces que se realiza un sorteo y me imagino el día cuando digan mi nombre y me gane al menos un paquete de galletas. Claro que son cosas que se dan, y si que si, la suerte nos acompaña cuando está desocupada… y me consta.


PD.-
1.- Estando en primaria y cercano el día de la madre se organizó el sorteo de una canasta hecha por los alumnos trayendo cada uno algún producto o vívere. Sorpresa al mía cuando en pleno sorteo organizado por la profesora dijo mi nombre, reaccioné con el bullicio de mis amigos quienes me felicitaban y quienes me decían que llame a casa para que mamá recoja el premio, y así lo hizo, le di ese regalo por su día (aún recuerdo que la canasta tenía incluso un vino)

2.- Una vez participé en un Bingo organizado por un supermercado, tenía 17 años y solo llevaba conmigo mi boleta militar, sorpresa la mía cuando presentaron los mismo números que estuvieron en una fila de la cartilla que llevaba, Oh sorpresa, había ganado una canasta de víveres, a pesar que era menor de edad me permitieron llamar a un adulto, afortunadamente llegó y pudimos llevarnos la canasta a casa.


Les dije… me consta.

lunes, 11 de abril de 2011

¿Se jodió el Perú Zavalita? - Encuentro ficticio con quien se hizo la pregunta del momento

Camino por Lima, nunca había visto un perfil tan bajo en la gente, todos mirando resignados los diarios en el quiosco de periódicos de la esquina, me detengo y contemplo junto con ellos las últimas noticias publicadas. Un anciano observa casi cerrando los ojos algunos titulares, “Carajo, el Perú está jodido”, manifiesta el pobre hombre que suspira y busca otro titular, Vuelvo a casa y me dirijo a mi cuarto, me siento y saco de mi estante el libro “Conversación en la Catedral”, abro la primera página y cierra los ojos, una centella se aprecia en mi oscuridad particular y de repente ya estoy en la Avenida Colmena.



Los autos y los canillitas recorren la zona, los autobuses colmados de gente, un hombre intenta subir a un bus lleno y antes de ver si lo logra volteo la mirada, busco entre todos, ahí está, es él.

Camino y lo veo con las manos en el bolsillo:


- ¿Santiago Zavala? – pregunto - ¿Sí? – responde el joven

- Creo tener una respuesta a la pregunta que acabas de hacerte Zavala me observa extrañado, retrocede unos pasos…

- ¿Tú qué?

- Acabas de preguntarte en qué momento se jodió el Perú ¿Verdad?

Él retrocede otros pasos y parece querer escapar…

- Debo irme…

- ¡Espera!, mira, no quiero molestarte, la sorpresa mayor la tendrás más tarde, créeme – manifiesto

- ¿Qué dices?

- No, no, mira, la historia continua pero necesito que me digas si puede ser la respuesta a tu pregunta

- ¿Qué qué? – duda Santiago

- Mira, imagínate que el Perú está en elecciones, que van a una segunda vuelta dos candidatos, una es una muchacha de 35 años, madre de familia e hija de un dictador, que es señalada como el continuismo de su padre, un hombre que fue uno de los más corruptos en la historia del país…

- ¿Cómo quién? ¿Como el presidente actual?

- No, digamos que este exageró un poquito más

- De acuerdo…

- El padre de esta muchacha es acusado por violar los derechos humanos y…

- Suficiente, ese hombre está enfermo, si la hija continua con ello entonces está demás… sería peor que ese hombre esté libre – me silencia Santiago

- Ehh bueno, no lo está

- Entonces quizás lo libere si llega a ser presidenta

- Bueno, ese es un candidato, falta el otro

- Se pone interesante

Santiago cruza los brazos y cambia de posición en sus piernas, un auto pasa y el bullicio hace que espere un instante para hablar:

- Continua – dice Santiago

- Bueno, el otro es un ex militar que es respetado por la gente del ande, sigue un modelo nacionalista

- ¿Nacionalista?

- Es medio izquierdista

- Caray, eso me gusta, yo fui izquierdista en un momento

- Bueno, el hombre también es acusado de violación de derechos humanos y...

- ¡Otro loco!

- A ello se agrega que tiene simpatía con un dictador sudamericano, un loco que…

- No, no, dictadores ni por acá... si a Odría lo aguanté a otro no podría soportarlo

- Ese es el problema, ¿Crees que en caso estos dos candidatos sean un motivo para el Perú esté jodido?


Zavalita piensa

- Mira, aquí depende mucho de la gente que vote por quien sea

- Claro

- En efecto, te aseguro que aquí hay una especie de miedo, pero algo debió ocasionar que ocurra ello, o la gente se hartó de otros políticos o eran las opciones más rescatables

- Omite lo último

- Entonces el problema es de los políticos

- Pienso igual que tú

- Es que realmente me extrañaría que en el país la gente tenga que escoger entre una hija de dictador y un amigo de dictador, cada quien puede generar peligro, es como elegir entre dos enfermedades terminales

- Y sí, creo que tu diferenciación es correcta

- Pero te digo algo respondiendo a tu pregunta

- Dime

- El Perú no está jodido si eso ocurre

Me extraño:

- El Perú se jodería cuando la gente comience a tener temor de estos dos, si la gente comienza imaginarse cosas sobre ambos se pondría peor

- ¿Así?

- Pero por supuesto, el Perú se jode cuando su gente se cree jodida, la vida continua a pesar de todo, uno tiene que buscar salir adelante a pesar de las trabas

- ¿Osea que le damos la oportunidad a uno de ellos de todas maneras?

- Mas que todo, no es elegir por elegir y al diablo, es darnos cuenta qué tan mal anda la política para tener que elegir a ambos personajes… de todas maneras, si son peruanos y se ven como meta gobernar, pues tienen la oportunidad, si la gente lo quiso así es por algo

- En efecto, gracias Santiago

- Oye voy a comer algo por aquí si quieres seguir hablando

- No descuida, tienes que verte con …

- ¿Con quién?

- No nada, supongo que te encontrarás con alguien, gracias

- Un gusto

- Nos vemos

Santiago cruza y va camino a plaza San Martín un claxon suena fuerte y volvemos al cuarto, cierro el libro, miro hacia la ventana y suspiro, ahora a preguntarle a la gente.

lunes, 11 de octubre de 2010

¿Puedo abarazarte? (o es muy tarde)

Tracy Chapman suena por los parlantes de mi computador, escucho esa melodía una y otra vez los rasgueos de la guitarra y finalmente esa frase:

Sorry...

Quizás una palabra que simplifica los años que llevo pensando en aquellos momentos que desearía olvidar, pero que a la vez anhelo que nunca se borrasen de mi mente, que me acompañan como si fueran aquella sombra que se refleja a través de mis paredes verdes al encender la lámpara…

Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like sorry, like sorry

Los años pasan y creo que el destino genera que algunas cosas se mantengan tal como están. Así lo descubrí el ciclo pasado, el último día de clases camino a casa, viendo a través de la ventana del auto proyectarse las imágenes de aquellos momentos inolvidables. Aquellos momentos que quizás en algún momento y deseoso de olvidar los extinguía de mi mente pero no completamente. Y que desde aquel momento hasta hoy generan que diga la frase mágica que conlleva a la dirección de esta historia….

Forgive me ...

Quizás una frase que muchos desearon que diga, que algunos buscaran de que la mencione y olvidase aquel momento de idiotez que generó este problema. Incluso que se convierte en una imagen escondida entre los difíciles recuerdos. Por momentos parece que alguien cantaba esa canción, que alguien buscaba que dijera o haga aquello que se expresaba. Quizás, pero no sé…

Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like forgive, me forgive me

Al chocar los dedos contra el teclado intento impregnar en mi mente las noches largas en que escribía violentamente por mis deseos de olvidar, por mis tonterías de querer hacerme e difícil, el que era algo. El que creía que sus comportamientos lo demostrarían como alguien cojudamente superior, error sobrehumano que cada día con noches y contando madrugadas me repito. Momentos que en algún momento alguien habría deseado que reaccionara, que olvide ello y siga mirando al mundo como lo hacía antes… Podía hacerlo, salir corriendo y buscar mi destino, cogerlo y no apartarme nunca, tenerla siempre a mi lado….

But you can say baby
Baby can I hold you tonight
Maybe if I told you the right words
At the right time you'd be mine

Es difícil decir palabras en este momento, pero quizás sea lo conveniente, mucho tiempo ha pasado y creo que Tracy interpretó esta canción a alguien que también se dio cuenta de sus errores, que en algún momento reaccionaría, que la buscaría y le diría que realmente lo sentía, que esperaba un perdón que le decía que la amaba y no podía aceptarlo, o incluso que compartían la misma idea, olvidarse para un bien mutuo, pero que con el tiempo se darían cuenta de sus errores…

I love you ...
Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like I love you, I love you

Quizás estoy en un error, pero las canciones son las herramientas más que suficientes para apreciar los errores que se presentan, las cosas que no puedes decir o las acciones que no realizaste. Y creo que estoy ante una canción que describe perfectamente aquello que en algún momento se pudo desear, pero que no se realizó.

But you can say baby
Baby can I hold you tonight
Maybe if I told you the right words
At the right time you'd be mine

Rasgueo y fin de la canción. ¿La cantaste? Porque la estoy escuchando.

viernes, 8 de octubre de 2010

La necesidad de escribir

Me pongo a pesar luego de atravesar las calles de Lima, en especial el populoso Quilca y sus misterios y torres de libros coloridos, que las letras no dejan de sorprenderme.
Ahora que me pongo a pensar en este paseo, mi fin viendo libros nuevos y viejos, historias anónimas con tramas similares pero con narraciones diferentes, puedo darme cuenta que nunca en mi vida había decidido atravesar esta ciudad deseando tener un papel a la mano y escribir todo lo que mis ojos podían apreciar.

Mis viajes a este universo y capital del país desde mi casa en uno de los distritos del cono norte son instantes en los que sueño que estoy en una novela adaptada al cine, cada escena, cuando cierro los ojos convertida en un instante, en un momento de soliloquio, en donde el narrador presenta a sus lectores aquel escenario en donde se desarrolla su historia. Un lugar plagado de humo, combis a direcciones opuestas, conductores sudorosos, cobradores pensativos y afónicos, iglesias visitadas, puentes y pistas rotas, techos empolvados y abandonados a su suerte, negocios pujantes, personajes diversos que tienen alguna línea que decir,

Este es quizás ese escenario que los escritores desearían conocer, colocar su máquina de escribir (o ahora laptop) frente a una ventana que dé hacia el distrito del Rimac, o subir el Cerro San Cristóbal y ver ese universo y monstruo de mil cabezas que invade la ciudad, realmente un lugar donde se pueda plasmar la mejor historia.

A veces estando en el bus busco entre mis manos algún papel, un lápiz o lapicero y comienzo a garabatear lo que podría ser el desarrollo de una historia, con protagonistas diversos pero sólo una idea, sobrevivir.

Hoy me vi en la necesidad de escribir, no solo por Lima, sino porque volví a aquellos años de este viejo blog, abandonado por culpa de la flojera y los estudios universitarios, un lugar donde pensé que pocos visitarían por las malditas faltas ortográficas que sufrían, una vergüenza que lentamente parece irse.

Desde el post anterior hasta ahora, parecía renunciar a este blog que recibía historias ligadas a aquello que se fue. Hoy estudio pero sin aquellos amigos a quienes estimo más, y a quienes extraño cada noche mientras el frío recorre el patio de la facultad, a quienes veía sentados en la escalera, a aquellos que salían de una clase y me decían para hablar, a aquellos a quienes prometí graduarnos juntos… frases que se convirtieron en promesas incumplidas.

Creo que fue una de las variantes que generaron mi renuncia a escribir en este blog, y quizás porque estaba convirtiéndome en aquello que quise siempre ser. Ahora las cosas cambian, y veo que es cierto, me siento diferente, porque me doy cuenta que tengo las herramientas más que suficientes para continuar esta maravillosa carrera, todos los materiales que generan esa necesidad de escribir. Libros apiñados a mi cama, el orgullo de mi familia ante una profesión maravillosa, los consejos que me dejaron y me dicen hasta hoy mis amigos, el escenario perfecto, un ícono que seguir (felicidades por el Nobel), prácticas en un diario donde se presentarán más historias interesantes, y escritos acumulados en una carpeta de esta máquina.

La necesidad de escribir ha regresado, hoy, más que nunca, y con más ganas lo digo. Lo quiero lograr, lo voy a lograr. Porque el mundo confabula para que lo haga.

Octubre, mes de los milagros

lunes, 12 de julio de 2010

La escena final

Dicen que hay momentos en nuestra vida en donde todo parece ser parte de una película, serie o por último una novela. Por un instante lo creo como tal, salvo algunas excepciones. Ello me consta, sobre todo ahora luego de casi tres semanas de haber concluido finalmente un nuevo ciclo universitario.


Lo descubrí esa noche saliendo de mi último examen, de Gestión de Empresas, curso que me atraía pero que no me llevaba bien con las teorías y demás definiciones que presentaban. Mi idea era escribir una escena final para la historia que se vengo haciendo, quería sentir la emoción de lo que realmente podría pasar en un final de ciclo donde muchos de mis compañeros se iban como egresados y futuros bachilleres de la facultad donde estudiaba, por ello comencé como si fuera un guionista a imaginarme aquella escena del capitulo final de esta temporada o de esta parte de la saga.


Me imaginaba la noche, claro está, con la iluminación del campus universitario en su esplendor y unas cuantas emociones dibujadas en aquellos alumnos que habían terminado su examen o se habían enterado de haber aprobado el curso a que tanto le temían. Veía a mi personaje salir del aula donde había dado el examen caminando por los pasillos, ver hacia el patio y percatarme de los rincones, repasando una y otra vez que era la última vez que vería en esa facultad a muchos compañeros que acababan su carrera, conocidos, compañeros, colegas, amigos y demás que se despedían esa noche de la profesión estudiante y le daban la bienvenida al término egresado. También veía a mi personaje despedirse de unos cuantos compañeros con quien continuaría la lucha por el siguiente ciclo y que la profesión lo separaba (cabe destacar que mi personaje iba a convertirse en periodista).


Sonaba una canción de un famoso soundtrack, una sonrisa se dibujaba en el rostro de mi personaje quien veía en el patio a muchos de sus conocidos dándose el abrazo de felicitaciones, uno de ellos mirándolo y pasándole la voz para sumarse al grupo, baja las escaleras y de inmediato corre para despedirse cordialmente de todos, un fuerte abrazo y las últimas palabras, de los recuerdos del 1er, 2do, 3ro, 4to, 5to, 6to, 7mo ciclo y demás momentos. Una búsqueda de miradas y mi personaje felicitaba a todos, el timbre y la bulla, fin del curso, corre el viento y la emoción embarga a todos, mi personaje sonríe mientras todos se despiden, un abrazo con alguien especial quien se encuentra entre los presentes, unas disculpas del caso y otro abrazo, el aplauso por el éxito conseguido y el pedido de espera ante los dos ciclos que le faltan. Una toma desde contrapicado del momento, lentamente hasta ver como el patio de pobla de estudiantes que se van, la cámara enfoca la ciudad, fundido a negro, créditos finales.


Era por un momento la escena memorable, la que tenia que quedarse en la historia, así debía ser porque era establecido que mi personaje debía sentirlo, así que espere el final del ciclo de este año, mi último día de clases para repasar miradas, expresiones y demás que se verían reflejadas en la historia que me venia imaginando. Así que hice lo que mi personaje haría para ese momento. Creo que esa noche descubrí lo que dije líneas arriba, que hay momentos en la vida en donde todo parece ser parte de una película, serie o por último una novela.


Esa noche salí de mi último examen, finalmente y tras despedirme cordialmente del profesor salí al patio para ver el momento, el soundtrack no sonó, pero la escena continuaba, al mirar hacia el patio lo aprecie vacío, unos cuantos alumnos estaban sentados conversando, lo que generó mi desazón, baje al patio y solo llegue a ver a unos cuantos conocidos, a quienes saludé y me despedí cordialmente, afortunadamente solo a uno de mis compañeros que se iba esa noche llegó a despedirse de mi, entre bromas y risas, abrazos y demás vi en ella (porque fue mujer) el reflejo de los pocos amigos de quienes esperaba despedirme, me dijo que con esfuerzo lograría mis metas, que era bueno en muchas cosas, pero que con esfuerzo lo lograría. Me emocioné y la escena continuó con el toque del timbre, la gente gritó y la emoción se pobló en el patio, unos cuantos compañeros se me acercaron ¡Por fin se acabó! Me dijo uno dándome un abrazo, otros lo hicieron, pero muy pocos. Los alumnos comenzaron a irse, me despedí de mi amiga y de los demás compañeros ubicados en la zona, los demás no aparecían o me pareció ya se habían ido.


Tras salir de la facultad bebí unas cervezas con mis amigos del salón, brindamos por lo que se venía y porque con esfuerzo lo lograríamos, mientras bebían un vaso recordé momentos con mis compañeros egresados, instantes que quedaron para mi posteridad pero que quizás recordaban, como quizás en ese momento no. Bebí a su salud y continúo la celebración. Ahí fué donde descubrí el final de la historia.


Llegue a casa, acomodé el papel y el lapicero para redactar la escena final de la historia que escribía, me imaginé lo que pensaba y lo comparé con lo que viví esa noche, no hice mucho, unos cuantos cambios y asunto arreglado, al final la imagen hacia fundido a negro cuando mi personaje iba caminando esparciendo un suspiro con olor a cebada fermentada dirigiéndose a casa.

miércoles, 28 de abril de 2010

La crónica

Hace un año, un 30 de abril llegue a la 2da edición de la Feria del Libro de Lima Norte. Tenía 22 años recién cumplidos y una alegría me invadía para ese momento. Me habían considerado entre las menciones honrosas del concurso de Crónicas de Lima Norte en donde el jurado fue el escritor Daniel Alarcón. Nunca pensé que entre todos los elegidos como menciones honrosas, yo haya sido considerado como el más importante, sobre todo por el tipo de historia que había elegido.

No quiero gastar su vista, la historia pueden leerla por medio de esta página.

Por ese motivo y porque realmente desde hacía tiempo “la debo” quería que todos aquellos que conocían de este reconocimiento puedan conocer si realmente me merecia dicho reconocimiento.
Aquí les presento la crónica original, tal y como la mande por correo a este concurso y donde gane a parte de aplausos, las ganas de continuar con esta maravillosa carrera que elegí.


A mis padres, profesores y amigos...
Con ustedes:

El terminal de Fiori

Un pasaje por el terminal donde el bullicio no cesa

El cono norte de Lima se caracteriza por ser uno de los lugares más poblados, en él, se encuentra uno de los terminales terrestres más famosos de la ciudad. Fiori, el punto de encuentro de buses, choferes, viajeros y una cantidad casi interminable de personajes que se confunden en un cuadro donde el principal objetivo es el viaje, vaya a saber Dios por qué razones, por las rutas del Perú.

El sol quema desesperadamente. Supuestamente es otoño y el frio al menos debería hacerse presente de a pocos, sin embargo, este parece retrasado. El sol sigue arriba, brillando y abrazando a todos los transeúntes y haciendo que de las pistas brote un vapor sofocante generando que los autos y sus ocupantes se aprecien desesperados; esperan que el embotellamiento de la tarde se apacigüe un instante tras los trabajos que se realizan en la misma vía.

Justamente entre los cruces de la avenida Tomas Valle y la popular Panamericana Norte hay un lugar donde el bullicio nunca cesa. Nunca falta luz, así sea de día o de noche. Colmado de tiendas, ambulantes, vendedores de periódicos y muchachas que brindan las llamadas a cincuenta céntimos. Este ambiente lleno de viajantes con su diversidad de equipaje es Fiori, uno de los terminales terrestres más famosos de la capital, el punto de apertura para el ansiado viaje por las rutas norteñas del país.

Babel.-
Ingresar a Fiori es llegar a un punto popular de Lima, diferente a lo que se ve en otros lugares de la capital, y a grandes terminales ubicados en el Centro de Lima o La Victoria. En este sitio que es una de los puntos característicos de Lima Norte parece para quien viene por primera vez un lugar distinto, cual misma Babel la diversidad de voces se confunde con el bullicio de los motores y genera la desesperación del visitante, pues es justamente al dar unos pasos por este lugar, que se aprecia cómo los encargados de pregonar el nombre de la empresa, el costo por asiento y el destino de viaje, conocidos como “jaladores”, intentan convencer al público de subir a aquellos buses que parecen arrancar para luego detenerse y continuar esperando.

Muchas de estas unidades se ven similares a las ya conocidas combis, puesto que en sus parabrisas delanteras colocan plegables que indican el lugar a donde se dirigen, CHICLAYO, TUMBES, PIURA, SAYAN, CHUCULACAS, MORROPON, entre otros, que con colores similares a los que mencionan conciertos de cumbia (que es la música que más se escucha en el lugar), buscan la atracción del viajante y como se sabe también agregar unos billetes más a su bolsillo. “¡A 20 soles!”, gritan el precio del pasaje en un viaje a la informalidad.

Cuando los gritos de los “jaladores” continua y el motor de los buses comienza a arrancar, algo sucede, muchos de estos personajes empiezan a correr hacia una de las puertas de ingreso y la desesperación por tener un viajante es excesivo, cuatro de los ya mencionados rodean a una familia acompañados de niños y sus maletas, hasta el punto de quitarles los maletines y llevarlos a sus respectivos buses lo que genera el reclamo de los dueños así como el llanto de unos niños que no comprenden qué ocurre en el entorno, ello apacigua un poco el bullicio y el reclamo.

Entre el trajín y paseo de los viajantes, buscando un bus cómodo donde viajar, se puede ver cómo de diversos taxis que llegan; se descargan aparte de maletines electrodomésticos como DVD´s, refrigeradores, televisores, así como juguetes en caja y productos vendidos al por mayor buscando un espacio en los pequeños compartimientos de carga.

Los Protagonistas.-
Aún el sol de la tarde quema el ambiente, el interior de los buses genera una sensación sofocante y, sus ocupantes, buscan desesperados un periódico, una gorra o algún elemento que genere al movimiento un poco de aire con el cual sobrevivir.

Hacerse pasar por vendedor para ser parte de este lugar no es fácil, colocarse una gorra, ropa descuidada y desteñida ni siquiera puede igualar a aquellos que prácticamente viven en Fiori, muchos de ellos con el rostro quemado, otros con rostro de molestia y muchos con el sudor marcado en su frente se convierten en los protagonistas de lo que parece una historia con capítulos diferentes.

Adquirir una bolsa de caramelos y subir a los buses, pregonar el costo del producto y buscar una moneda para recuperar lo gastado parecía que no duraría mucho, sin embargo este trabajo que se ve repetido en muchos lados, se aprecia durará toda una noche.

La búsqueda de clientes, alguien a quien se le ablande el corazón y extienda una moneda de diez céntimos para recibir los dulces de limón se ven interrumpidos de inmediato. El reclamo de un grupo de personas quienes señalan a un taxi-carga con un motor dentro para que sea trasladado al norte, no hay espacio en ningún auto, solo dos “jaladores” intentan convencerlo, el taxi-carga finalmente decide irse.

El intento de venta continua, pero se ve interrumpido de inmediato ante el constante seguimiento de una persona de gorra oscura y con botas que solo suenan al pasar por la pista de piedras chancadas por donde salen los autos. El nombre de este personaje es Roberto y es uno de los tres seguridades que impiden que cualquier ambulante ingrese al terminal; alto de tez morena y con dientes deformes busca que los demás le tengan temor, su traje es un chaleco de mayas negras, un polo y un pantalón camuflado como un reservista militar, su mirada no es fija, viaja a cada rincón del lugar a distancia y a cercanía, cualquiera que entra y busca vender es retirado solo con un vistazo penetrante. “Esto es una mier…, ya llevo cuatro años acá y siempre ha sido igual, no hay cambios, sobre todo los que quieren meterse a vender”, menciona y se retira para continuar su labor.

A medida que transcurre el tiempo, se aprecia cómo los controladores vigilan la lista de pasajeros que poseen, cuántos han subido y cuántos asientos están vacios mientras contabilizan la cantidad de billetes y los pasajes ya comprados, estos avisan a sus “jaladores”, los cuales siguen buscando como cazadores a las personas que llegan al lugar. Otra cosa que quizás un poco asusta es en el momento en que los muros tiemblan confundiendo a cualquiera con un temblor, pero solo es el arranque de los buses.

Entre las personas aparece una pequeña canasta cargada del famoso pop corn con chifles, unas bolsitas de maní dulce y habas saladas. Quien los vigila es un pequeño niño vestido con un polo amarillo casi gastado y un jean desteñido, sus sandalias son abandonadas para que sus pies pisen el suelo algo tibio, él se llama Elvis y espera a su madre quien ha ido a vender algunos productos dentro de los buses , “salgo del colegio y vengo para acá con mi mamá, me quedo hasta las 10 de la noche y de ahí hago mis tareas, todos los días es igual”, menciona mientras ve a la cantidad de vendedores que intentan acercarse a los buses.

Antes de retirarse menciona que vender caramelos no es nada ganable en Fiori, existe una posibilidad más fácil de ganar dinero, este es el trabajo de ´Manifiesto´, “subes a los buses y pides nombres y apellidos, de ahí cobras diez soles y te bajas, nada más”, termina.

Cuando uno se va.-
Comienza a bajar el sol pero los buses no dejan de hacer sonar sus motores, aún llega más gente con dirección al norte buscando el bus adecuado para viajar, los controladores se dan el tiempo para almorzar tras la llegada de una señora quien, junto a su hija, hacen su agosto vendiendo tamales, según ellas, traídos directamente del norte.

Un grito nuevamente suena y se repite la escena de los “jaladores” corriendo a un taxi de donde descienden un grupo de familiares con sus pertenencias. Sillas, mesas, incluso un módulo de computadora buscando un espacio en el ya repleto compartimiento de bus.

Tras casi 20 años luego de haber invadido aquel espacio que pertenecía en realidad al circuito vial de la Panamericana Norte, el numeroso grupo dentro de Fiori parece no querer abandonar dicho lugar, la construcción del mismo terminal, así como salas de espera de algunas unidades de transporte y tiendas lo acreditan.

Un bus de la empresa TRANSVIZA con placa VG 2428 retrocede y vuelve a avanzar, el “jalador” llama desesperado puesto que aún quedan ocho asientos libres, va directo a Sullana, Chiclayo, incluso tiene bus cama y baño incluido, algunas personas se animan a último minuto y suben, los que estaban comprando algún alimento para el trayecto trepan la puerta con bolsas de galletas o gaseosas, ¡Se va, se va!, grita el “jalador”. El sonido de un pito suena y el bus retrocede, dos policías de los cinco que se han contado en todo el terminal comienzan a hacer señas, el sol ya se oculta y las nubes comienzan a traspasar el cielo con dirección al este.

El bus se dirige hasta la parte trasera, el tiempo no da para más; ya es tarde y comienza a correr el bullicio de que vendrán más personas, las luces se encienden y el bus sale por la puerta trasera, da la vuelta hacia la avenida Tomas Valle para ingresar directamente a la Panamericana Norte con dirección hacia su destino.


Luego de ello nada se apacigua, Fiori no cambia, otro bus se estaciona en el mismo lugar donde estuvo el que se fue y nuevamente comienza el trajín de todos los días.
Fiori continúa siendo lo que lo caracteriza, un terminal en donde la bulla no deja de sonar.



Gracias...

miércoles, 21 de abril de 2010

Redacción

Hace unos días en la facultad han entregado el último ejemplar del periódico institucional el cual lleva el nombre de Redacción, titulo bien puesto, especificado y realmente patentado con orgullo, y no porque quiera reventarle cohetes a la universidad, sino porque realmente refleja aquello que muchos jóvenes hacen para enfocarse en su carrera de periodistas.
Lo aprecie detenidamente, papel periódico, fotos brillosas, algunas grandes y otras pequeñas, notas extensas así como pequeñas, editorial, opinión, reportaje en medio y demás características de este medio universitario.


Al verlo de inmediato mi mente viajo a la época en la que estuve, una época realmente genial que muy pocas veces podré repetir, cuando aun jóvenes de mediano ciclo ingresábamos al famoso edificio de talleres para laborar, una anécdota que de inmediato quise reflejar en este blog. Un post que debía hace mucho tiempo y creo ahora se hará justicia en crearlo.
Qué mejor que brindar un recuerdo a aquellos seres que laboraron conmigo en Redacción, esos muchachos que a pesar de ver poco en la actualidad, supieron sacar adelante esas ganas de continuar un trabajo, de cumplir un sueño, de buscar esa meta que tenían trazada.

Para ustedes…



Redacción

La protesta en la avenida Tacna aquella mañana había generado una congestión terrible, nuevamente el SUTEP reclamaba algo contra el ministerio de educación. No recuerdo que, pero estaban nuevamente en las calles fregando la paciencia de todo viajante apurado.
Me ubicaba pensativo intentando responderme cómo o quienes me habían recomendado en aquel diario que tan solo veía anteriormente empotrados en el muro de ingreso a los salones para que sean cogidos y llevados a gusto del alumno que quiera leer, un diario que ante todo fue un modo de entretenimiento en mis viajes de una hora desde la facultad hacia casa. Un diario que extrañamente una tarde que me dirigía a mi entonces trabajo me pidió para que integre sus filas, bajo la voz de una señorita de nombre Elizabeth quien manifestaba a través del hilo telefónico que unos profesores me habían recomendado y que me acerque el día martes a una reunión a las 11 de la mañana, propuesta la cual acepte dándome cuenta que estaba iniciando mi proceso a hacerme periodista.
Pero mi expectativa de saber cuales eran las instalaciones, el trabajo y demás se veían truncos ante la manifestación que cruzaba la segunda avenida más transitada del centro de Lima (luego de Abancay).
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Llegue retrazado, carnet en la puerta e ingreso “Buenos días” balbuceado al guachimán y caminata de casi 50 pasos hasta la puerta del taller, espera a ascensor que se ubicaba en el segundo piso ¿Quién en este mundo baja un piso por ascensor?, me pregunté. Finalmente llego e ingrese, piso 5 y cierre de puertas, se iniciaba el ascenso y la puerta de ingreso bajaba al son de la polea que dirigía el ascensor, cuarto y quinto, puertas abiertas, hacia la derecha Taller de Periodismo Escrito, unas puertas de vidrios oscuros y letreros rojizos en la puerta, a la derecha figuraba el nombre esperado Periódico Redacción, no ingrese, me acerque a la ventana y casi opacamente me percate que no había nadie, extrañado me acerque más y casi al fondo en una mesa semiovalada un grupo de muchachos se encontraban sentados, toque levemente el vidrio y me alzaron el brazo “Ingresa” dijeron sin palabras y obedecí.
Un grupo mixto y variado, con rostros conocidos y otros no los que me recibía, entre ellos la editora, Elizabeth la cual me recibió, me pidió tomar asiento y busque la primera silla que se ponga cerca, la arrastre y quede entre dos muchachos, se miraron y dijeron que también me presente, obedecí, di mi nombre, el ciclo, mis expectativas y que cualquier cosa no duden en preguntarme.
Elizabeth pidió explicación de mi tardanza, le dije que el tráfico fue el problema, si entraba en detalles seria descortés o quizás muy “rochozo”, la reunión continúo.

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Redacción según los ejemplos que vimos era de formato tabloide, suyo logo poseía los colores verdes en sus letras, Red comenzaba con el oscuro y se aclaraba en la palabra acción, tenia dos suplementos, el cuerpo A con las noticias resaltantes y seria junto con los deportivos y culturales. El cuerpo B que era como el de Espectáculos, gastronomía o ecología, turismo, espectáculos y personajes, y una crónica, ah claro y su crucigrama, diferenciación y dibujos.
Reaccioné de mi apreciación y finalmente pidieron temas para la siguiente reunión al día siguiente, temas los cuales se verían plasmados en el diario y escritos por nosotros mismos, firmados y con todo lo que un diario debía tener.
Pidieron que nos conozcamos, que conversemos, que vayamos conociéndonos uno al otro y veamos con quienes trabajaríamos, ¿Por qué no? Era hora de saber con qué personajes estaba por toparme en mi primera aventura periodística

Continuara…