lunes, 11 de octubre de 2010

¿Puedo abarazarte? (o es muy tarde)

Tracy Chapman suena por los parlantes de mi computador, escucho esa melodía una y otra vez los rasgueos de la guitarra y finalmente esa frase:

Sorry...

Quizás una palabra que simplifica los años que llevo pensando en aquellos momentos que desearía olvidar, pero que a la vez anhelo que nunca se borrasen de mi mente, que me acompañan como si fueran aquella sombra que se refleja a través de mis paredes verdes al encender la lámpara…

Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like sorry, like sorry

Los años pasan y creo que el destino genera que algunas cosas se mantengan tal como están. Así lo descubrí el ciclo pasado, el último día de clases camino a casa, viendo a través de la ventana del auto proyectarse las imágenes de aquellos momentos inolvidables. Aquellos momentos que quizás en algún momento y deseoso de olvidar los extinguía de mi mente pero no completamente. Y que desde aquel momento hasta hoy generan que diga la frase mágica que conlleva a la dirección de esta historia….

Forgive me ...

Quizás una frase que muchos desearon que diga, que algunos buscaran de que la mencione y olvidase aquel momento de idiotez que generó este problema. Incluso que se convierte en una imagen escondida entre los difíciles recuerdos. Por momentos parece que alguien cantaba esa canción, que alguien buscaba que dijera o haga aquello que se expresaba. Quizás, pero no sé…

Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like forgive, me forgive me

Al chocar los dedos contra el teclado intento impregnar en mi mente las noches largas en que escribía violentamente por mis deseos de olvidar, por mis tonterías de querer hacerme e difícil, el que era algo. El que creía que sus comportamientos lo demostrarían como alguien cojudamente superior, error sobrehumano que cada día con noches y contando madrugadas me repito. Momentos que en algún momento alguien habría deseado que reaccionara, que olvide ello y siga mirando al mundo como lo hacía antes… Podía hacerlo, salir corriendo y buscar mi destino, cogerlo y no apartarme nunca, tenerla siempre a mi lado….

But you can say baby
Baby can I hold you tonight
Maybe if I told you the right words
At the right time you'd be mine

Es difícil decir palabras en este momento, pero quizás sea lo conveniente, mucho tiempo ha pasado y creo que Tracy interpretó esta canción a alguien que también se dio cuenta de sus errores, que en algún momento reaccionaría, que la buscaría y le diría que realmente lo sentía, que esperaba un perdón que le decía que la amaba y no podía aceptarlo, o incluso que compartían la misma idea, olvidarse para un bien mutuo, pero que con el tiempo se darían cuenta de sus errores…

I love you ...
Is all that you can't say
Years gone by and still
Words don't come easily
Like I love you, I love you

Quizás estoy en un error, pero las canciones son las herramientas más que suficientes para apreciar los errores que se presentan, las cosas que no puedes decir o las acciones que no realizaste. Y creo que estoy ante una canción que describe perfectamente aquello que en algún momento se pudo desear, pero que no se realizó.

But you can say baby
Baby can I hold you tonight
Maybe if I told you the right words
At the right time you'd be mine

Rasgueo y fin de la canción. ¿La cantaste? Porque la estoy escuchando.

viernes, 8 de octubre de 2010

La necesidad de escribir

Me pongo a pesar luego de atravesar las calles de Lima, en especial el populoso Quilca y sus misterios y torres de libros coloridos, que las letras no dejan de sorprenderme.
Ahora que me pongo a pensar en este paseo, mi fin viendo libros nuevos y viejos, historias anónimas con tramas similares pero con narraciones diferentes, puedo darme cuenta que nunca en mi vida había decidido atravesar esta ciudad deseando tener un papel a la mano y escribir todo lo que mis ojos podían apreciar.

Mis viajes a este universo y capital del país desde mi casa en uno de los distritos del cono norte son instantes en los que sueño que estoy en una novela adaptada al cine, cada escena, cuando cierro los ojos convertida en un instante, en un momento de soliloquio, en donde el narrador presenta a sus lectores aquel escenario en donde se desarrolla su historia. Un lugar plagado de humo, combis a direcciones opuestas, conductores sudorosos, cobradores pensativos y afónicos, iglesias visitadas, puentes y pistas rotas, techos empolvados y abandonados a su suerte, negocios pujantes, personajes diversos que tienen alguna línea que decir,

Este es quizás ese escenario que los escritores desearían conocer, colocar su máquina de escribir (o ahora laptop) frente a una ventana que dé hacia el distrito del Rimac, o subir el Cerro San Cristóbal y ver ese universo y monstruo de mil cabezas que invade la ciudad, realmente un lugar donde se pueda plasmar la mejor historia.

A veces estando en el bus busco entre mis manos algún papel, un lápiz o lapicero y comienzo a garabatear lo que podría ser el desarrollo de una historia, con protagonistas diversos pero sólo una idea, sobrevivir.

Hoy me vi en la necesidad de escribir, no solo por Lima, sino porque volví a aquellos años de este viejo blog, abandonado por culpa de la flojera y los estudios universitarios, un lugar donde pensé que pocos visitarían por las malditas faltas ortográficas que sufrían, una vergüenza que lentamente parece irse.

Desde el post anterior hasta ahora, parecía renunciar a este blog que recibía historias ligadas a aquello que se fue. Hoy estudio pero sin aquellos amigos a quienes estimo más, y a quienes extraño cada noche mientras el frío recorre el patio de la facultad, a quienes veía sentados en la escalera, a aquellos que salían de una clase y me decían para hablar, a aquellos a quienes prometí graduarnos juntos… frases que se convirtieron en promesas incumplidas.

Creo que fue una de las variantes que generaron mi renuncia a escribir en este blog, y quizás porque estaba convirtiéndome en aquello que quise siempre ser. Ahora las cosas cambian, y veo que es cierto, me siento diferente, porque me doy cuenta que tengo las herramientas más que suficientes para continuar esta maravillosa carrera, todos los materiales que generan esa necesidad de escribir. Libros apiñados a mi cama, el orgullo de mi familia ante una profesión maravillosa, los consejos que me dejaron y me dicen hasta hoy mis amigos, el escenario perfecto, un ícono que seguir (felicidades por el Nobel), prácticas en un diario donde se presentarán más historias interesantes, y escritos acumulados en una carpeta de esta máquina.

La necesidad de escribir ha regresado, hoy, más que nunca, y con más ganas lo digo. Lo quiero lograr, lo voy a lograr. Porque el mundo confabula para que lo haga.

Octubre, mes de los milagros

lunes, 12 de julio de 2010

La escena final

Dicen que hay momentos en nuestra vida en donde todo parece ser parte de una película, serie o por último una novela. Por un instante lo creo como tal, salvo algunas excepciones. Ello me consta, sobre todo ahora luego de casi tres semanas de haber concluido finalmente un nuevo ciclo universitario.


Lo descubrí esa noche saliendo de mi último examen, de Gestión de Empresas, curso que me atraía pero que no me llevaba bien con las teorías y demás definiciones que presentaban. Mi idea era escribir una escena final para la historia que se vengo haciendo, quería sentir la emoción de lo que realmente podría pasar en un final de ciclo donde muchos de mis compañeros se iban como egresados y futuros bachilleres de la facultad donde estudiaba, por ello comencé como si fuera un guionista a imaginarme aquella escena del capitulo final de esta temporada o de esta parte de la saga.


Me imaginaba la noche, claro está, con la iluminación del campus universitario en su esplendor y unas cuantas emociones dibujadas en aquellos alumnos que habían terminado su examen o se habían enterado de haber aprobado el curso a que tanto le temían. Veía a mi personaje salir del aula donde había dado el examen caminando por los pasillos, ver hacia el patio y percatarme de los rincones, repasando una y otra vez que era la última vez que vería en esa facultad a muchos compañeros que acababan su carrera, conocidos, compañeros, colegas, amigos y demás que se despedían esa noche de la profesión estudiante y le daban la bienvenida al término egresado. También veía a mi personaje despedirse de unos cuantos compañeros con quien continuaría la lucha por el siguiente ciclo y que la profesión lo separaba (cabe destacar que mi personaje iba a convertirse en periodista).


Sonaba una canción de un famoso soundtrack, una sonrisa se dibujaba en el rostro de mi personaje quien veía en el patio a muchos de sus conocidos dándose el abrazo de felicitaciones, uno de ellos mirándolo y pasándole la voz para sumarse al grupo, baja las escaleras y de inmediato corre para despedirse cordialmente de todos, un fuerte abrazo y las últimas palabras, de los recuerdos del 1er, 2do, 3ro, 4to, 5to, 6to, 7mo ciclo y demás momentos. Una búsqueda de miradas y mi personaje felicitaba a todos, el timbre y la bulla, fin del curso, corre el viento y la emoción embarga a todos, mi personaje sonríe mientras todos se despiden, un abrazo con alguien especial quien se encuentra entre los presentes, unas disculpas del caso y otro abrazo, el aplauso por el éxito conseguido y el pedido de espera ante los dos ciclos que le faltan. Una toma desde contrapicado del momento, lentamente hasta ver como el patio de pobla de estudiantes que se van, la cámara enfoca la ciudad, fundido a negro, créditos finales.


Era por un momento la escena memorable, la que tenia que quedarse en la historia, así debía ser porque era establecido que mi personaje debía sentirlo, así que espere el final del ciclo de este año, mi último día de clases para repasar miradas, expresiones y demás que se verían reflejadas en la historia que me venia imaginando. Así que hice lo que mi personaje haría para ese momento. Creo que esa noche descubrí lo que dije líneas arriba, que hay momentos en la vida en donde todo parece ser parte de una película, serie o por último una novela.


Esa noche salí de mi último examen, finalmente y tras despedirme cordialmente del profesor salí al patio para ver el momento, el soundtrack no sonó, pero la escena continuaba, al mirar hacia el patio lo aprecie vacío, unos cuantos alumnos estaban sentados conversando, lo que generó mi desazón, baje al patio y solo llegue a ver a unos cuantos conocidos, a quienes saludé y me despedí cordialmente, afortunadamente solo a uno de mis compañeros que se iba esa noche llegó a despedirse de mi, entre bromas y risas, abrazos y demás vi en ella (porque fue mujer) el reflejo de los pocos amigos de quienes esperaba despedirme, me dijo que con esfuerzo lograría mis metas, que era bueno en muchas cosas, pero que con esfuerzo lo lograría. Me emocioné y la escena continuó con el toque del timbre, la gente gritó y la emoción se pobló en el patio, unos cuantos compañeros se me acercaron ¡Por fin se acabó! Me dijo uno dándome un abrazo, otros lo hicieron, pero muy pocos. Los alumnos comenzaron a irse, me despedí de mi amiga y de los demás compañeros ubicados en la zona, los demás no aparecían o me pareció ya se habían ido.


Tras salir de la facultad bebí unas cervezas con mis amigos del salón, brindamos por lo que se venía y porque con esfuerzo lo lograríamos, mientras bebían un vaso recordé momentos con mis compañeros egresados, instantes que quedaron para mi posteridad pero que quizás recordaban, como quizás en ese momento no. Bebí a su salud y continúo la celebración. Ahí fué donde descubrí el final de la historia.


Llegue a casa, acomodé el papel y el lapicero para redactar la escena final de la historia que escribía, me imaginé lo que pensaba y lo comparé con lo que viví esa noche, no hice mucho, unos cuantos cambios y asunto arreglado, al final la imagen hacia fundido a negro cuando mi personaje iba caminando esparciendo un suspiro con olor a cebada fermentada dirigiéndose a casa.

miércoles, 28 de abril de 2010

La crónica

Hace un año, un 30 de abril llegue a la 2da edición de la Feria del Libro de Lima Norte. Tenía 22 años recién cumplidos y una alegría me invadía para ese momento. Me habían considerado entre las menciones honrosas del concurso de Crónicas de Lima Norte en donde el jurado fue el escritor Daniel Alarcón. Nunca pensé que entre todos los elegidos como menciones honrosas, yo haya sido considerado como el más importante, sobre todo por el tipo de historia que había elegido.

No quiero gastar su vista, la historia pueden leerla por medio de esta página.

Por ese motivo y porque realmente desde hacía tiempo “la debo” quería que todos aquellos que conocían de este reconocimiento puedan conocer si realmente me merecia dicho reconocimiento.
Aquí les presento la crónica original, tal y como la mande por correo a este concurso y donde gane a parte de aplausos, las ganas de continuar con esta maravillosa carrera que elegí.


A mis padres, profesores y amigos...
Con ustedes:

El terminal de Fiori

Un pasaje por el terminal donde el bullicio no cesa

El cono norte de Lima se caracteriza por ser uno de los lugares más poblados, en él, se encuentra uno de los terminales terrestres más famosos de la ciudad. Fiori, el punto de encuentro de buses, choferes, viajeros y una cantidad casi interminable de personajes que se confunden en un cuadro donde el principal objetivo es el viaje, vaya a saber Dios por qué razones, por las rutas del Perú.

El sol quema desesperadamente. Supuestamente es otoño y el frio al menos debería hacerse presente de a pocos, sin embargo, este parece retrasado. El sol sigue arriba, brillando y abrazando a todos los transeúntes y haciendo que de las pistas brote un vapor sofocante generando que los autos y sus ocupantes se aprecien desesperados; esperan que el embotellamiento de la tarde se apacigüe un instante tras los trabajos que se realizan en la misma vía.

Justamente entre los cruces de la avenida Tomas Valle y la popular Panamericana Norte hay un lugar donde el bullicio nunca cesa. Nunca falta luz, así sea de día o de noche. Colmado de tiendas, ambulantes, vendedores de periódicos y muchachas que brindan las llamadas a cincuenta céntimos. Este ambiente lleno de viajantes con su diversidad de equipaje es Fiori, uno de los terminales terrestres más famosos de la capital, el punto de apertura para el ansiado viaje por las rutas norteñas del país.

Babel.-
Ingresar a Fiori es llegar a un punto popular de Lima, diferente a lo que se ve en otros lugares de la capital, y a grandes terminales ubicados en el Centro de Lima o La Victoria. En este sitio que es una de los puntos característicos de Lima Norte parece para quien viene por primera vez un lugar distinto, cual misma Babel la diversidad de voces se confunde con el bullicio de los motores y genera la desesperación del visitante, pues es justamente al dar unos pasos por este lugar, que se aprecia cómo los encargados de pregonar el nombre de la empresa, el costo por asiento y el destino de viaje, conocidos como “jaladores”, intentan convencer al público de subir a aquellos buses que parecen arrancar para luego detenerse y continuar esperando.

Muchas de estas unidades se ven similares a las ya conocidas combis, puesto que en sus parabrisas delanteras colocan plegables que indican el lugar a donde se dirigen, CHICLAYO, TUMBES, PIURA, SAYAN, CHUCULACAS, MORROPON, entre otros, que con colores similares a los que mencionan conciertos de cumbia (que es la música que más se escucha en el lugar), buscan la atracción del viajante y como se sabe también agregar unos billetes más a su bolsillo. “¡A 20 soles!”, gritan el precio del pasaje en un viaje a la informalidad.

Cuando los gritos de los “jaladores” continua y el motor de los buses comienza a arrancar, algo sucede, muchos de estos personajes empiezan a correr hacia una de las puertas de ingreso y la desesperación por tener un viajante es excesivo, cuatro de los ya mencionados rodean a una familia acompañados de niños y sus maletas, hasta el punto de quitarles los maletines y llevarlos a sus respectivos buses lo que genera el reclamo de los dueños así como el llanto de unos niños que no comprenden qué ocurre en el entorno, ello apacigua un poco el bullicio y el reclamo.

Entre el trajín y paseo de los viajantes, buscando un bus cómodo donde viajar, se puede ver cómo de diversos taxis que llegan; se descargan aparte de maletines electrodomésticos como DVD´s, refrigeradores, televisores, así como juguetes en caja y productos vendidos al por mayor buscando un espacio en los pequeños compartimientos de carga.

Los Protagonistas.-
Aún el sol de la tarde quema el ambiente, el interior de los buses genera una sensación sofocante y, sus ocupantes, buscan desesperados un periódico, una gorra o algún elemento que genere al movimiento un poco de aire con el cual sobrevivir.

Hacerse pasar por vendedor para ser parte de este lugar no es fácil, colocarse una gorra, ropa descuidada y desteñida ni siquiera puede igualar a aquellos que prácticamente viven en Fiori, muchos de ellos con el rostro quemado, otros con rostro de molestia y muchos con el sudor marcado en su frente se convierten en los protagonistas de lo que parece una historia con capítulos diferentes.

Adquirir una bolsa de caramelos y subir a los buses, pregonar el costo del producto y buscar una moneda para recuperar lo gastado parecía que no duraría mucho, sin embargo este trabajo que se ve repetido en muchos lados, se aprecia durará toda una noche.

La búsqueda de clientes, alguien a quien se le ablande el corazón y extienda una moneda de diez céntimos para recibir los dulces de limón se ven interrumpidos de inmediato. El reclamo de un grupo de personas quienes señalan a un taxi-carga con un motor dentro para que sea trasladado al norte, no hay espacio en ningún auto, solo dos “jaladores” intentan convencerlo, el taxi-carga finalmente decide irse.

El intento de venta continua, pero se ve interrumpido de inmediato ante el constante seguimiento de una persona de gorra oscura y con botas que solo suenan al pasar por la pista de piedras chancadas por donde salen los autos. El nombre de este personaje es Roberto y es uno de los tres seguridades que impiden que cualquier ambulante ingrese al terminal; alto de tez morena y con dientes deformes busca que los demás le tengan temor, su traje es un chaleco de mayas negras, un polo y un pantalón camuflado como un reservista militar, su mirada no es fija, viaja a cada rincón del lugar a distancia y a cercanía, cualquiera que entra y busca vender es retirado solo con un vistazo penetrante. “Esto es una mier…, ya llevo cuatro años acá y siempre ha sido igual, no hay cambios, sobre todo los que quieren meterse a vender”, menciona y se retira para continuar su labor.

A medida que transcurre el tiempo, se aprecia cómo los controladores vigilan la lista de pasajeros que poseen, cuántos han subido y cuántos asientos están vacios mientras contabilizan la cantidad de billetes y los pasajes ya comprados, estos avisan a sus “jaladores”, los cuales siguen buscando como cazadores a las personas que llegan al lugar. Otra cosa que quizás un poco asusta es en el momento en que los muros tiemblan confundiendo a cualquiera con un temblor, pero solo es el arranque de los buses.

Entre las personas aparece una pequeña canasta cargada del famoso pop corn con chifles, unas bolsitas de maní dulce y habas saladas. Quien los vigila es un pequeño niño vestido con un polo amarillo casi gastado y un jean desteñido, sus sandalias son abandonadas para que sus pies pisen el suelo algo tibio, él se llama Elvis y espera a su madre quien ha ido a vender algunos productos dentro de los buses , “salgo del colegio y vengo para acá con mi mamá, me quedo hasta las 10 de la noche y de ahí hago mis tareas, todos los días es igual”, menciona mientras ve a la cantidad de vendedores que intentan acercarse a los buses.

Antes de retirarse menciona que vender caramelos no es nada ganable en Fiori, existe una posibilidad más fácil de ganar dinero, este es el trabajo de ´Manifiesto´, “subes a los buses y pides nombres y apellidos, de ahí cobras diez soles y te bajas, nada más”, termina.

Cuando uno se va.-
Comienza a bajar el sol pero los buses no dejan de hacer sonar sus motores, aún llega más gente con dirección al norte buscando el bus adecuado para viajar, los controladores se dan el tiempo para almorzar tras la llegada de una señora quien, junto a su hija, hacen su agosto vendiendo tamales, según ellas, traídos directamente del norte.

Un grito nuevamente suena y se repite la escena de los “jaladores” corriendo a un taxi de donde descienden un grupo de familiares con sus pertenencias. Sillas, mesas, incluso un módulo de computadora buscando un espacio en el ya repleto compartimiento de bus.

Tras casi 20 años luego de haber invadido aquel espacio que pertenecía en realidad al circuito vial de la Panamericana Norte, el numeroso grupo dentro de Fiori parece no querer abandonar dicho lugar, la construcción del mismo terminal, así como salas de espera de algunas unidades de transporte y tiendas lo acreditan.

Un bus de la empresa TRANSVIZA con placa VG 2428 retrocede y vuelve a avanzar, el “jalador” llama desesperado puesto que aún quedan ocho asientos libres, va directo a Sullana, Chiclayo, incluso tiene bus cama y baño incluido, algunas personas se animan a último minuto y suben, los que estaban comprando algún alimento para el trayecto trepan la puerta con bolsas de galletas o gaseosas, ¡Se va, se va!, grita el “jalador”. El sonido de un pito suena y el bus retrocede, dos policías de los cinco que se han contado en todo el terminal comienzan a hacer señas, el sol ya se oculta y las nubes comienzan a traspasar el cielo con dirección al este.

El bus se dirige hasta la parte trasera, el tiempo no da para más; ya es tarde y comienza a correr el bullicio de que vendrán más personas, las luces se encienden y el bus sale por la puerta trasera, da la vuelta hacia la avenida Tomas Valle para ingresar directamente a la Panamericana Norte con dirección hacia su destino.


Luego de ello nada se apacigua, Fiori no cambia, otro bus se estaciona en el mismo lugar donde estuvo el que se fue y nuevamente comienza el trajín de todos los días.
Fiori continúa siendo lo que lo caracteriza, un terminal en donde la bulla no deja de sonar.



Gracias...

miércoles, 21 de abril de 2010

Redacción

Hace unos días en la facultad han entregado el último ejemplar del periódico institucional el cual lleva el nombre de Redacción, titulo bien puesto, especificado y realmente patentado con orgullo, y no porque quiera reventarle cohetes a la universidad, sino porque realmente refleja aquello que muchos jóvenes hacen para enfocarse en su carrera de periodistas.
Lo aprecie detenidamente, papel periódico, fotos brillosas, algunas grandes y otras pequeñas, notas extensas así como pequeñas, editorial, opinión, reportaje en medio y demás características de este medio universitario.


Al verlo de inmediato mi mente viajo a la época en la que estuve, una época realmente genial que muy pocas veces podré repetir, cuando aun jóvenes de mediano ciclo ingresábamos al famoso edificio de talleres para laborar, una anécdota que de inmediato quise reflejar en este blog. Un post que debía hace mucho tiempo y creo ahora se hará justicia en crearlo.
Qué mejor que brindar un recuerdo a aquellos seres que laboraron conmigo en Redacción, esos muchachos que a pesar de ver poco en la actualidad, supieron sacar adelante esas ganas de continuar un trabajo, de cumplir un sueño, de buscar esa meta que tenían trazada.

Para ustedes…



Redacción

La protesta en la avenida Tacna aquella mañana había generado una congestión terrible, nuevamente el SUTEP reclamaba algo contra el ministerio de educación. No recuerdo que, pero estaban nuevamente en las calles fregando la paciencia de todo viajante apurado.
Me ubicaba pensativo intentando responderme cómo o quienes me habían recomendado en aquel diario que tan solo veía anteriormente empotrados en el muro de ingreso a los salones para que sean cogidos y llevados a gusto del alumno que quiera leer, un diario que ante todo fue un modo de entretenimiento en mis viajes de una hora desde la facultad hacia casa. Un diario que extrañamente una tarde que me dirigía a mi entonces trabajo me pidió para que integre sus filas, bajo la voz de una señorita de nombre Elizabeth quien manifestaba a través del hilo telefónico que unos profesores me habían recomendado y que me acerque el día martes a una reunión a las 11 de la mañana, propuesta la cual acepte dándome cuenta que estaba iniciando mi proceso a hacerme periodista.
Pero mi expectativa de saber cuales eran las instalaciones, el trabajo y demás se veían truncos ante la manifestación que cruzaba la segunda avenida más transitada del centro de Lima (luego de Abancay).
***
Llegue retrazado, carnet en la puerta e ingreso “Buenos días” balbuceado al guachimán y caminata de casi 50 pasos hasta la puerta del taller, espera a ascensor que se ubicaba en el segundo piso ¿Quién en este mundo baja un piso por ascensor?, me pregunté. Finalmente llego e ingrese, piso 5 y cierre de puertas, se iniciaba el ascenso y la puerta de ingreso bajaba al son de la polea que dirigía el ascensor, cuarto y quinto, puertas abiertas, hacia la derecha Taller de Periodismo Escrito, unas puertas de vidrios oscuros y letreros rojizos en la puerta, a la derecha figuraba el nombre esperado Periódico Redacción, no ingrese, me acerque a la ventana y casi opacamente me percate que no había nadie, extrañado me acerque más y casi al fondo en una mesa semiovalada un grupo de muchachos se encontraban sentados, toque levemente el vidrio y me alzaron el brazo “Ingresa” dijeron sin palabras y obedecí.
Un grupo mixto y variado, con rostros conocidos y otros no los que me recibía, entre ellos la editora, Elizabeth la cual me recibió, me pidió tomar asiento y busque la primera silla que se ponga cerca, la arrastre y quede entre dos muchachos, se miraron y dijeron que también me presente, obedecí, di mi nombre, el ciclo, mis expectativas y que cualquier cosa no duden en preguntarme.
Elizabeth pidió explicación de mi tardanza, le dije que el tráfico fue el problema, si entraba en detalles seria descortés o quizás muy “rochozo”, la reunión continúo.

***
Redacción según los ejemplos que vimos era de formato tabloide, suyo logo poseía los colores verdes en sus letras, Red comenzaba con el oscuro y se aclaraba en la palabra acción, tenia dos suplementos, el cuerpo A con las noticias resaltantes y seria junto con los deportivos y culturales. El cuerpo B que era como el de Espectáculos, gastronomía o ecología, turismo, espectáculos y personajes, y una crónica, ah claro y su crucigrama, diferenciación y dibujos.
Reaccioné de mi apreciación y finalmente pidieron temas para la siguiente reunión al día siguiente, temas los cuales se verían plasmados en el diario y escritos por nosotros mismos, firmados y con todo lo que un diario debía tener.
Pidieron que nos conozcamos, que conversemos, que vayamos conociéndonos uno al otro y veamos con quienes trabajaríamos, ¿Por qué no? Era hora de saber con qué personajes estaba por toparme en mi primera aventura periodística

Continuara…

sábado, 6 de marzo de 2010

Yo tambien puedo criticar?

Creo que es la primera vez que escribo una crítica, no soy de hacerlo, pero creo que uno se ve en la necesidad de hacerlo cuando menos se lo espera, no de un tema determinado, de lo que pase, de cualquier situación, cualquier cosa, y creo que es el momento de realizarlo.
Desde hace días el tema en mi país es el famoso momento que viene pasando el cine de esta tierra, en este caso, gracias a una película poco entendible pero bien realizada, efectivamente, mi tema a tratar hoy es sobre la película “La Teta Asustada”.

Como les digo, no soy crítico, ni mucho menos de cine, no he estudiado algo referente al séptimo arte, salvo algo en la universidad, pero creo que es momento de dar una apreciación personal, compartirla con algunos y contrariarla con otros.

Vi la película después del boom de la nominación, no me anime a verla puesto que me deje llevar por la opinión de los demás, cosa que realmente supe estaba mal. Esos comentarios de “la vi pero es fea”, “no me gusto”, “me dio asco”, etc, etc, que generaban en mi persona un poco el descontento de saber que una película peruana que se hacía exitosa en el mundo podría ser un bodrio total para la vista de sus compatriotas.

Así me anime a verla, buscarla por la internet y verla, sacarme de dudas y finalmente apreciar si había una explicación coherente entre las escenas si merecía realmente estar en donde estaba.
Tras cargar las secuencias vía yotube por fin aprecie lo que llamaban la mejor película peruana de todos los tiempos.

Definitivamente y a pesar del poco entendimiento de muchos, estaba apreciando una verdadera obra de arte, realmente una verdadera película que el Perú merece tener.

¿Por qué? Por esto:

Una de las cosas más resaltantes de esta historia es como centrarse en un tema que ha generado repercusión histórica en nuestro país como es el tema del terrorismo. Que generó en muchos y sobre todo en personas que vivieron en carne propia aquellos sucesos nefastos que acaecieron en el territorio nacional. A cuanto pudo afectar una persona el trauma de convivir con el terror, cosa que realmente no hay por qué dudarlo, en el caso de personas de la sierra así fue, hasta ahora y lo podemos ver. “No había prueba de que habíamos nacido… ni que nos habían matado”, una cita que realmente refleja ello.

La metáfora de la historia, el miedo transmitido por la leche, creencia popular de una región, diferente pero muy cierta en algunos aspectos, trasladar un trauma a otros, no necesariamente terrorismo, algo quizás que afecte a uno y repercuta en sus hijos, cosa que con el tiempo se ve reflejado en este, ¿no lo creen así?

La actualidad de un país, no necesariamente para presentar un territorio tenemos que mostrar los lugares más bonitos y majestuosos, parques, jardines, monumentos, lugares muy conocidos en postales y libros, en este caso, la historia de Fausta se desarrolla en una ciudad diferente a la Lima que se conoce internacionalmente, una urbe que se levanta lentamente entre esteras, plásticos, barriles fuera de las puertas y arena en vez de carreteras. Un modo de presentación del escenario de un tema muy fuerte que no vemos así nomas en grandes capitales.

La gente, realmente se hizo justicia con el cine peruano, olvidarnos de las caras bonitas y extras sin rasgos étnicos. La Teta Asustada nos muestra a los verdaderos protagonistas, gente mal llamada “de abajo” que demuestra que entre ellos mismos pueden llegar a mas, gente que demuestra emociones sin necesitar de un taller de actuación, un acierto por parte de productores y directores (guíense del antiguo cine, sobre todo el italiano, no usaban actores famosos, simplemente gente que pasaba por ahí y suficiente).

Las tomas, la cámara de Claudia Llosa no se mueve tanto como otras producciones sus tomas son centradas, quieren reflejar sobre todo el contexto, las emociones, los movimientos sin necesidad de persecuciones (salvo la de Fausta corriendo), cámaras a mano alzada, tomas de apoyo de la ciudad, en la película se quiere hablar de una historia, del personaje y su alrededor, cosa que lo logra, sobre todo en las fiestas y las emociones del protagonista.

Lo popular como la música las celebraciones matrimoniales, aquí no hay fiestas magnas, aquí hay un intento de hacerlas importantes, y lo logran, la felicidad bordea la historia, de la manera más simple y austera pero aparece, ahí, en el contexto de Fausta.

La interpretación impecable de Magaly Solier, realmente una buena actuación, sobre todo en el reflejo de emociones, sobre todo el temor, esos ojos profundos que reflejan miedo, tensión, uno siente por momentos no estar en el pellejo de Fausta, realmente su trabajo merece algo mucho más que un Oscar.

Estas y muchas cosas más que hacen que me guste esta película, tampoco quiero dejarme llevar de las emociones de algunos que cabalgan el éxito del cine peruano para hablar bonito y quedar bien con los demás. Nada de eso, estas palabras son sinceras y creíbles, si no la comparten, lastima, además y a sinceridad, tanto ustedes como yo no tenemos los mismos ojos ni las mismas apreciaciones de lo que pase en nuestro mundo.

Solo para finalizar, así no gane el Oscar el día domingo, La Teta Asustada se lleva el mejor premio que no necesariamente debe ser un hombre de oro desnudo y tapándose los genitales con una espada. Se lleva la admiración de miles de personas.


Para muestra un botón:





miércoles, 3 de febrero de 2010

Fieras Santas (Extracto)

Nota: Mil perdones, pero este relato puede herir la suceptibilidad de cualquier lector...

Ah... y cualquier parecido con la realidad... es pura coincidencia...

Dentro del local el olor a cigarro y cerveza emanaba fuertemente, Malograo te miraba de reojo y saco sus billetes “Aun no” dijo Yair mientras observaba el escenario que pisaban, la puerta metálica conducía a un gran ambiente, pequeños afiches de películas decoraban la pared y algunos espejos demostraban quienes eran los personajes que ingresaban a actuar, ya eran cinco personas contra el mostrador con películas a su alrededor netamente originales; detrás de la rejilla del mostrador dos asientos de plástico y un refrigerador; sobre este un televisor y un VHS polvoriento contactaban señales de algunos canales de cable. ¿Que van a ver? Pregunta el joven que atiende, Yair observa su billetera y Ángelo y Tinoco observan a todos lados, “Que no haya roche” dicen, se acercan lentamente y directamente y sin tartamudear Ángelo habla “Catálogo rojo”.


El joven se ríe y desaparece del lugar, pasa una cortina y demora unos segundos, vuelve con un álbum de fotos color azul que al abrirlo aparecen imágenes pornográficas, la primera era de una mujer amarrada a una cama y un tipo cogiéndole los pechos, la del costado eran un par de chicas besándose totalmente desnudas.
Malograo mira a todos lados a espera que no aparezca algún conocido, Tinoco observa las fotos y Ángelo lo convence de ver esta o esta, Yair se ríe de la escena mientras tu esperas que no den aun las cinco de la tarde y que mama no llegue antes de que te castigue.
Finalmente Tinoco anima a Ángelo, “Esta” dice y le extiende la foto al muchacho, en ella se ve a dos mujeres con un rostro de éxtasis mientras dos hombres acarician sus senos y muestran su sexo casi rozándolos con los de ellas, la película tiene un nombre e ingles, igual no importa, lo importante es lo que se ve.

El muchacho observa la figura y nuevamente cruza la cortina, “Cuarto dos”, dice y todos en carrera loca salen con dirección a un extenso pasadizo.
El camino esta solo tartajeado con cemento y una puerta metálica con vidrios medio destruidos son lo único que la decora, al doblar la izquierda finalmente llegan al pasadizo de cuartos, un olor fuerte y embriagador aparece en el ambiente. Huele a mierda.
Se escucha el sonido de algunos cuartos, hay disparos, risas, en otro solo una conversación y en otro casi a volumen bajo una mujer gimiendo. Llegan a pasar dos cuartos y finalmente llegan a uno donde el número dos casi borrado aparece decorándolo.
Al ingresar un televisor de 22 pulgadas los recibe, esta apagado y Yair lo enciende, buscan los asientos, un mueble normal y dos bancas de madera en donde todos se ubican, esperan un segundo y la pantalla esta obscura, luego aparecen unas letras una promoción y la emoción comienza a invadir al grupo. Tu ves la hora, cuatro y cincuenta, al menos quieres ver una parte para ya irte, esperan y finalmente empieza la presentación, se observa un campo y unos caballos corriendo desde el horizonte, son vaqueros, uno de ellos baja del caballo y comienza a disparar al aire, la gente corre y algunos celebran otros se esconden, al llegar el grupo este vaquero corre hacia una muchacha que esta parada, la besa y la acaricia tocándole el cuerpo, le manifiesta una frase en ingles y la lleva a otro ambiente, cambio de escenario, ahora es un cuarto, el hombre se quita la camisa y le alza la falda ala mujer, no tiene ropa interior, se aprecia su sexo y comienza a acariciarlo, besarlo y lo demás, sin pasar medio minuto ya le esta haciendo el amor.

Ángelo y Tinoco se ríen como si fuera película cómica, Yair los acompaña mientras Malograo analiza la escena, como va y viene el acto, la mujer encima y el hombre abajo, la mujer gime, a cámara hace un primer plano “Así debe ser” dice Malograo, pasan quince minutos de película hasta que llega el clímax, la mujer siempre termina siendo la toma final del acto sexual.

viernes, 22 de enero de 2010

Detalles

¿Qué haz hecho para demostrarle a alguien que realmente es especial para ti?

Comienzo con esta pregunta este post porque miles de veces quería decirlo, o bueno, preguntarlo, sobre todo las veces que me toco la cabeza y me doy cuenta las mil y un veces que he sido capaz de hacer algo realmente fuera de si con tal de demostrarle a alguien que realmente había algo mucho mas fuerte de lo que me podía imaginar.

Todo esto surge tras ver una escena; una muchacha haciéndole un regalo a su pareja, un detalle hecho con sus propias manos y que realmente fue una demostración (para nada wachafa) de que realmente había amor en el aire que respiraba.
Repasé en mi cabeza instantes que realmente hasta ahora no he podido creer, situaciones que pocas veces he repetido, no por ser tonto, sino porque realmente me traen malos recuerdos y pienso que repetirlo seria como repetir el mismo plato con cuchara y todo.

Primero de mi adolescencia, cuando en mi época de escolar con uniforme y rasgos de otro jalado en matemáticas vivía locamente atraído por una chica, que de un momento a otro y tras un ensayo de banda tocando un napoleón me atrajo de inmediato.
Recuerdo que fue cuestión de un momento ir al ensayo, finalmente y con tal de verla fui capaz de integrarme a la banda cuando no sabía tocar ni un bendito instrumento.
Pero eso no fue todo, pues existieron miles de noches que pasaba de frío con tal de verla o acercarme a hablarle, sonreírnos mutuamente y demás.
Recuerdo una noche, el ensayo había terminado a las nueve de la noche, y mientras guardábamos los instrumentos y casi con hambre los minutos pasaban. Me recuerdo a mi mismo en el portón del colegio esperándola y de inmediato apareciendo, “Quería verte”, le dije y ella me sonrío, caminamos con dirección al paradero de la avenida (que quedaba como 3 cuadras hacia abajo), conversamos sobre ella y luego de mi, me contó que quería estudiar ingeniería o algo así, en mi temor refugiaba debajo de mi brazo un cuaderno tamaño carta color rojo con una cantidad de poemas que escribí para ella, tuve el atrevimiento de contarle que quería escribir un libro sobre nosotros, nuestra amistad y nuestra historia de colegio, ella me decía que seria my largo, le dije que seria de varios tomos, ella reía mientras yo le tomaba la mano, en un momento llegamos al paradero y ahí entre el sonido de los autos le dije que quería leerle un poema, y lo hice, le mostré los poemas que había escrito para ella, estuvimos casi una hora ahí y le dije entre nuestras palabras que le daría el cuaderno pero cuando terminara de completarlo, ella sonrío y una lágrima cayó por su mejilla, le dije que la quería y ella me dijo que también PERO que realmente no podía ser parte de su vida, a pesar de las preguntas solo me dio un abrazo, un beso en la mejilla y fue con dirección al primer bus que apareció, subió y yo fui a casa. Entre mi tristeza mamá me recibió con gritos y una correa en mano.


***


Tras olvidarme de los recuerdos del colegio conocí la vida en otros distintos, y eso paso con una chica de la universidad, linda ella, que conocí por accidente en un ambiente donde los tragos y el baile gobernaban. Esta belleza de chica apareció para ser mi amiga y de inmediato y con el paso de las conversaciones paso a ser algo mas, a pesar de que sabia de mi cariño solo me veía como amigo, igual yo insistía, terco como yo no hay.
Una vez salía de la universidad y la encontré afuera, me saludo y dijo que iría a casa, era hora de decirle que esto no era juego y que realmente era muy especial para mi, decidí acompañarla a casa, comenzamos caminando hasta el paradero más cercano, finalmente hasta la otra avenida y así hasta caminar todo el trayecto hasta su casa, finalmente casi recorrí dos distritos a pie con tal de acompañarla, no estaba cansado, ella tampoco, pero realmente fue agotador pensar en como seria el regreso. Le hablé de mi y luego ella me contó su historia, hablamos y entre esquina y esquina esperaba que me diera una señal para hablar, pero nunca paso, llegamos a su casa tras casi 45 minutos de trayecto a pie, al estar a punto de hablar se despidió dándome un abrazo y dijo gracias se fue y yo di media vuelta, comencé el camino de regreso renegando por mi impotencia de hablar y con unos dolores en la pierna que adivine durarían dos días como mínimo.


***


Quizás esta historia, a pesar de corta, es más especial, bueno, los detalles que hice por ella a pesar de no ser materiales fueron los suficientes para quizás demostrarle sin palabras de lo que fui capaz de hacer por ella.
También la conocí en la universidad, fue una gran amiga a quien comencé a respetar y querer como tal (no como algo mas), fue tan especial esta chica que en todo aspecto comencé a ayudarla, a acompañarla y lentamente convertirme sin querer en un buen compañero y colega de estudios. Finalmente el sentimiento fue mucho más fuerte de lo que me imagine, y lo que dicto el corazón fue la decisión final que se tomo.
Comencé a ser algo mucho más por ella, desde las mañanas, tardes y noches que la acompañaba o esperaba hasta los momentos que quería esperarla sin que yo pueda probar alimento.
Los trabajos que hacia en grupo y donde la ayudaba en donde aguantaba también hambre, sueño (e incluso una vez una enfermedad) con el fin de que ella pueda contar conmigo.
Incluso recuerdo las búsquedas que hacia, las esperas largas con tal de que apareciera, en días de invierno y una vez entre la lluvia acompañarla hasta la noche.
Preferiría hablar de esta historia en un post (o porque no, en una novela “Ya dije que fue especial”)

En fin, miles de cosas que realmente hasta ahora no entiendo como fui capaz de hacer, cosas que realmente pueden generar en ti amigo lector chocar la palma de tu mano con la frente y decirte “Que huevon que es este!!!”, pero créeme, los detalles como estos, fueron suficientes para realmente querer demostrar que esa persona era especial.
No recurrí al bolsillo ni a mis ahorros para arrancar una sonrisa o demostrar que había algo muy fuerte, sino que mi bondad fue la herramienta suficiente para dar un detalle.

No rosas, no peluches, no tarjetas caras, no regalos costosos, una sonrisa, una compañía, unas palabras creo hasta hoy son los detalles suficientes para demostrar que cuando se quiere se quiere bonito (como dice la canción).

jueves, 7 de enero de 2010

Una Noche

Hace unos meses comencé a trabajar en el lugar menos esperado, un centro de atracciones en donde el universo y contexto donde cada historia se desarrollaba iba acompañada de una sonrisa. Un mundo en donde la tristeza no podía pasar así sea de manera camuflada en malas noticias, este lugar era el indicado donde pasar el tiempo y donde a pesar de por un momento no quererlo, termine acostumbrándome y queriendo seguir en él.
Mi trabajo no es una cosa resaltante, por eso no digo mucho de él, solamente mencionar que era un trabajo en donde cada día me venía algo bueno, algo especial y que me impulsaba a continuar a pesar de apartarme de mi carrera de escritor.

Uno de estos impulsos apareció una noche al momento de irme a casa, recuerdo que tras marcar mi salida en una vieja máquina Samsung de pantalla clara, subí a los vestidores con la intención de colocarme mi casaca, poner el único audífono del mp4 de mi hermana en el oído y salir rumbo a casa al ritmo de una canción de Duncan Dhu.
De repente tras subir las escaleras de caracol me tope que no estaba solo en el ambiente, en una de las sillas amarillas ubicadas en el área de comedor se encontraba una muchacha acomodando su mochila, su cabello amarrado con un cole color negro y un polo color azul demostraban que se preparaba para irse.
La había visto anteriormente, pero no le preste atención puesto que el nerviosismo de los primeros días invadía mi ser a cada hora que pasaba con la intención de ganarme unos cuantos soles. No recordaba su nombre, y no era para preguntarle, fue algo temeroso pero antes que diga algo ella ya me estaba mirando, sonrió y quizás fue una centella la que apareció de inmediato, pero la veía distinta, esa sonrisa provoco en mi persona algo fuerte que hizo que vaya lento en mis movimientos.
“Hola”, me dijo y yo respondí con una sonrisa, me preguntó si me iba a casa o salía a cenar, le dije que me iba y que estaba cansado, me comento que las cosas en taquilla (lugar donde trabajaba) también estuvo matado, a pesar de ser día de semana las cosas eran movidas, “Y claro, tanto niño que nos viene a visitar… deberían estar estudiando” le dije y ella se rió, acomodo su mochila y yo me coloque mi casaca sacada de la mochila sin casillero que tenia.
“¿Vas por ahí?”, me pregunto, yo no saque mi mp4 en esta oportunidad, le sonreí y salimos juntos por aquella pequeña puerta con dirección a la salida.
Caminamos por entre el centro comercial donde se ubica el trabajo mientras hablábamos, no había apuro, aún era temprano y quizás me daba cuenta en ese momento que esta chica tenía algo que generaba que no quiera irme a casa. Le pregunte donde vivía, me dijo por Comas, era algo lejos, pero le dije que la acompañaba a tomar su auto para que este más segura, así lo hice y tras subir al auto y yo irme a casa intente analizar su nombre y que días venia, quizás habría oportunidad de hablar nuevamente.


***
Con el pasar de los días me convertí en asiduo visitante del lugar en donde laboraba, a pesar de estar en el mismo local no podíamos vernos mucho, claro por culpa de nuestras diferencias laborales.
Las veces que nos veíamos era motivo de conversación, a veces me escapaba de lo que tenía que hacer e iba a su lugar, fuera del parque, pero igual, buscaba una escoba y un recogedor y hacia lo posible para escaparme a su zona, de repente yo aparecía y le preguntaba si necesitaba ayuda, me decía que si y que felizmente había llegado yo y no otra persona.
Sin ser tan asiduos nos volvimos amigos, pero en realidad yo iba a algo más directo, me caía bien, si sonrisa y esa mirada penetrante me volvía loco, incluso a veces a mi jefe le pedía salir a botar la basura para nada más verla o hablarle, y así era, lograba mi cometido y finalmente nos veíamos.

Lo único negativo eran los horarios, a veces ella salía antes que yo o yo salía antes que ella, me daban ganas de buscarla o esperarla, aguantaba el hambre y demás pero no me importaba, en algunas ocasiones en los descansos esperaba su presencia, no llegaba, pero igual, me daba tiempo para escribirle unos poemas que aún conservo.
Le conté del caso a un amigo del trabajo, me dijo que la conocía pero me dijo algo con que sello todo: “Ya tiene enamorado”, me dijo, yo claro sentí un pequeño dolor, pero quise intentarlo, era terco y debía serlo aquí también.
Seguí con mi tarea de convertirme en más, pero no lograba mucho, las veces que la veía se asombraba por mi estilo y por a voz que me manejaba (algunas veces como locutor de radio).

Veía pasar los meses y la idea de irme de la empresa rondaba mi cabeza, ya faltaba poco para fiestas y era buen tiempo para despedirme, no sin antes intentar algo.
Llegaron fiestas, pero mi adiós comenzó a prolongarse, me iba a quedar pero solo por un mes, un mes para poder lograr algo, esta vez hablaba enserio. Justo el 31 que llegue al trabajo cruce la puerta de ingreso y ella salía, me dijo Hola y salió, yo en mi apuro no me quede, algo me decía que aun no entrara, pero lo hice.
La primera semana del año nuevo volví al trabajo, sonriente y tranquilo, vi mi horario y busque el nombre de ella para darle un abrazo por fiestas (ya que nunca pude hacerlo), al ver el horario su nombre no figuraba.

***
Extrañado no pregunte a nadie, comencé a ver los nuevos rostros del trabajo hasta que me mencionaron que un retiro masivo de trabajadores había ocurrido por fin de mes, pregunte por los nombres y me dieron la lista de casi nueve personas, entre ellas su nombre figuraba.
Pregunte a un amigo que la conoce por que ella se había ido, que había motivado a que se vaya si tenía tantos planes, su negocio propio, su tienda de belleza, su departamento y demás. La explicación llego de repente y con una voz uniforme y seria: “Se va a casar en 30 días”.

***
Ayer estuve en el trabajo, me mandaron a limpiar justamente la zona en donde ella trabajaba y donde tantas veces le ayude, otra muchacha ocupa su puesto y noto la diferencia, mientras trapeaba y sacudía ese ambiente recordé su sonrisa, me parecía verla aun, por instantes sentía su presencia y un toque en la espalda diciéndome que volvía al trabajo… muchas cosas que se opacaron cuando apagaron las luces del lugar, subí al vestidor y me puse mi polo, acomode los audífonos en mi oído y puse una canción, Salí del trabajo y no había porque ir tan lento. Camine con dirección al paradero no sin antes imaginármela en casa descansando y soñando con el magno día de su matrimonio.
Extendí mi mano y detuve una combi, subí en ella y mirando a la ventana observe pasar la ciudad, suspire un momento y sin hacer muecas me pregunte en que parte de este mundo iba a ser feliz.