Cuento "SOLOS"

Era el silencio el que cubría en ese momento la habitación en donde me encontraba sentado mirando hacia la puesta del sol, miraba detenidamente y no me importaba que mis ojos se estén cegando con el brillo que aparecía en ese momento, no me importaba, mas si ello me hacia recordar todas tus palabras que me repetías como cuando te conocí.

Hoy pienso que ha sido el día en que todo se fue con el viento y lo arrastro hasta lo mas lejano del firmamento, y si, algo estoy buscando en este momento mientras veo como el sol se esta escondiendo, busco pero no lo encuentro y creo que deberías saber porque.
Todo empezó hoy amada, como a las 9 de la mañana mientras miraba hacia la ventana de la calle y buscaba el rastro de tu mirada, aun recuerdo que al día anterior había dejado mi despertador marcando mucho antes de las 9 como para poder estar en pie en ese preciso momento; te busque y te vi salir de tu casa, aunque vivias en la otra cuadra, tu puerta daba casi con mi ventana podía verte claramente buscando tu expresión, te vi y me di cuenta a pesar de la distancia que te ibas con una sonrisa, así que confié que aquel día estarías feliz. Te ibas a tu academia, y sabia que te ibas para allá, porque llevabas tras de ti esa mochila color verde con blanco que identificaban tus dotes estudiantiles. Sonreí y decidí esperar hasta las 2 y treinta que llegabas, aun no entendía porque tanto te demorabas, algunas veces llegabas hasta las 3 y suponía que era porque te quedabas conversando con tus amigas.
Por mi no había problema en esperarte en donde me encontraba hasta la hora de tu llegada, hasta me quedaría ahí escribiéndote alguna carta con la cual pueda presentar mis sentimientos hacia ti.

El sol esta cayendo cada vez mas y ya casi la mitad de el esta por ocultarse.

Estaba decidido en decirte toda la verdad aquel día, no me importaba que hayas pasado un pésimo día o yo que lo haya pasado, no me importaba, lo único en que estaba decidido era en que por fin podría decirte todo este secreto que quería pronunciarte desde cuando éramos niños y deseaba jugar contigo a las escondidas para escondernos en el mismo lugar y allí darte un beso en la mejilla como forma de mi afecto, yo quería hacerlo pero tu sabes como niño, siempre pasan las travesuras.
Conversábamos, no mucho, pero lo haciamos y era muy especial ese momento para mi que hasta se me hace difícil olvidar todo lo que decíamos cuando veíamos caer el sol juntos, sin la importancia de que alguien nos gritara.
Amada, parecía que todo iba a salir bien, me conocías muy bien y yo te conocía bien, eramos amigos y a pesar de lo poco que nos veiamos creía que lo que te diría funcionaria para ambos, no me importaba que estuvieras estudiando para ser profesora, lo que si me ponía un poco temeroso es que recién estaba por ingresar al quinto año de secundaria.

El sol ya esta cayendo, y esta desapareciendo, aun no encuentro lo que busco.

En la noche cuando cuando me acerque a ti y me saludaste me senté a tu lado tranquilamente, te mencione tantas cosas que creo que te aburrían, tu me contabas los teoremas que te habían enseñado en la academia, hasta que llegue a decirte la verdad, la verdad de todo sin siquiera darme un poco mas de tiempo, tenia miedo en ese instante amada, y tu lo sabias porque temblé en ese instante que te mire fijamente a los ojos, por momentos dude decirlo ¿Y si ya no quiere hablarme?, ¿Y si pierdo su amistad?, ¿Y si es la ultima vez que nos dirigimos la palabra ? Fue miedo lo que sentí, hasta el momento que sin pensarlo ya lo había dicho sin comas ni puntos aparte y sin tartamudear “Te Quiero”
¡Demonios, como hubiera deseado que no hayas escuchado esa palabra, demonios!
Te pusiste tensa amada, y temblé tanto en ese momento que no hubiera querido repetir la palabra por segunda vez, ¡No lo podía creer!
No podía como escapar, era demasiado tarde cuando te vi levantarte de donde estabas sentada, mirabas a todos lados como nerviosa y molesta, me mirabas con unos ojos profundos. Tuve que taparme la boca para no decir la palabra “¿No tienes nada que decir?”
Hubo silencio amada, un silencio interminable que acabo cuando alguien te llamo desde tu puerta.

Ya falta poco, y no hay nada, parece que es imposible encontrarlo.

Al pronunciar la pregunta “¿Desde cuando?” no quería contestarte, tal vez la respuesta tuviera que ver mucho con lo que me dirías después, tan solo dije la palabra que no hubiera deseado pronunciar, “Desde niños”. ¡Diablos!
Me miraste con molestia y me explicaste como debías explicarlo, ya es suficiente ¡Nunca mas!, si lo se, cuando lo dijiste por primera vez y casi llorando lo entendí muy bien. De haber sabido que esa era la ultima noche que estatábamos juntos mejor hubiera deseado quedarme callado.
Cuando cerraste tu puerta con cólera y yo me quede afuera sentado esperando a que todo se calmase, decidí parar con todo esto y llorar, porque te había perdido, tanto tu amor, tu cariño como tu propia amistad.
No lo podía creer en ese momento, era la ultima vez que veíamos el atardecer juntos.
Y ya lo se, se que amas a otro muchacho que tal vez te entiende mejor que yo, aunque no lo creo porque lo conociste recientemente y no como yo que te conozco desde siempre.
Si, y también se que te demoras por estar caminando con él, y que tu sonrisa que mostrabas todos los días al salir es porque te encontrarías con él.
Y aquí estoy yo, mirando la ventana escribiendo en mi cuaderno de matemáticas esta carta, en vez de estar estudiando para mi examen de mañana.
Y si, estoy llorando mientras te veo llegar a tu casa sonriendo.
También se, que siempre me viste como un conocido o amigo mas, y no como lo que deseaba.
Y por ultimo, también supe porque te molestaste, porque no te lo demostré cuando éramos mas niños.

Ya el sol se oculto y no encontré la solución al problema de olvidar nuestra vida juntos.